TRICOLORES

Jueves 8 de abril. Un día después de que Nacional se consagrara campeón uruguayo luego de vencer en la serie final a Rentistas, se reunió la comisión directiva tricolor para analizar quién sería el técnico en 2021. Martín Ligüera fue la primera opción, pero quien había sido el responsable de dirigir interinamente al equipo en el último tramo del torneo dijo que no. Quedaron dos nombres sobre la mesa: Alejandro Cappuccio y Álvaro Gutiérrez.

José Decurnex estaba decidido a nombrar en ese momento a Cappuccio, quien había conducido a Rentistas al título del Apertura. Sin embargo, una voz de experiencia dijo algo que hizo al menos repensar la situación al presidente de la institución. Palabras más, palabras menos, lo que se le hizo ver fue: “Presidente, en los dos años anteriores de su gestión trajimos técnicos nuevos que no funcionaron y hubo que cambiarlos. Este es año electoral. Vaya por Gutiérrez, que tiene espalda y está probado que está hecho para Nacional. No se complique”.

Decurnex reflexionó y decidió ir a hablar con el “Guti”, quien por cuestiones que (al menos oficialmente) no quedaron muy claras dijo que no. No había más opciones sobre la mesa y Cappuccio fue designado técnico de Nacional un día después, el viernes 9.

¿A qué viene todo esto? A que en cierta manera la voz experiente que habló predijo lo que está ocurriendo. Por tercer año consecutivo, en el tercer año de presidencia de Decurnex, el comienzo del equipo es malo. Sí, malo, porque jugó cuatro partidos, ganó uno, empató uno y perdió dos. Está último en el grupo de la Copa Libertadores y su funcionamiento defensivo es deficiente, ya que tomó nueve goles en cuatro juegos. Solo no le convirtió Wanderers. Esto ha generado que los hinchas vuelvan a cuestionar la decisión dirigencial.

No obstante, sería injusto solo contar la mitad de la historia, porque los antecedentes marcan que a esta conducción le ha ido mal con los técnicos que inician la temporada, pero han sabido capear el temporal y dar golpes de timón a tiempo como para enderezar el barco y conducirlo con éxito, porque Nacional salió campeón tanto en 2019 como en 2020. Y ese es un hecho irrefutable.

Esto no significa que Cappuccio esté destinado a fracasar ni mucho menos, pero debe tener su periodo de adaptación. Quizás el golpe de timón no tenga por qué darlo la comisión directiva, sino la secretaría técnica a cargo de Sebastián Taramasco en una charla con el técnico.

¿Es saludable insistir con la línea de tres? No lo parece en este momento. Ahora la prioridad debería ser afianzar un equipo, darle confianza y conseguir buenos resultados. Luego, cuando éstos comiencen a llegar, quizás sí sea la hora de probar algo más.

Para la semana próxima, cuando Nacional visite (aún no se sabe si en Colombia) a Atlético Nacional el miércoles 12 por la Copa Libertadores, Alejandro Cappuccio no tendrá a Christian Almeida, expulsado en la visita a Universidad Católica. Sin embargo, recuperará a Guzmán Corujo, quien no viajó a Chile por haber visto la roja frente al conjunto de Medellín. Esto puede ayudar a que regrese la línea de cuatro, con Angelo Gabrielli en el lateral derecho, porque otra consecuencia de la línea de tres fue que Brian Ocampo, al jugar de carrilero, perdió peso en el último cuarto de cancha, lo cual le restó poder ofensivo al equipo.