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Amílcar Vidal, el boxeador despide Uruguay antes de dar el salto a Estados Unidos

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Amílcar Vidal

VELADA DE BOXEO

El noqueador de 23 años llega invicto a este sábado. Consciente de la importancia de su familia y la disciplina, el menor de los Vidal habla del sacrificio del boxeo uruguayo.

Amílcar Vidal viene de una familia de boxeadores y los tiene cerca. Tanto su padre como sus dos hermanos supieron estar arriba del ring y ahora están en el rincón en sus peleas. Así es que cada vez que el noqueador de 23 años habla de una pelea lo hace en plural. Destaca la importancia de ellos en su carrera y de la disciplina que ya lo llevó a poder vivir, entrenar y pelear en el profesionalismo de Estados Unidos.

“Sabíamos que estábamos en el top del boxeo mundial”, le explica a Ovación. El pasado 15 de noviembre tuvo (tuvieron los Vidal) lo que él define sin dudar como “la pelea más importante de mi carrera”.

“Había que salvar el examen para que se abrieran las puertas”, agrega. El combate contra el norteamericano Zach Prieto, al cual ambos llegaban con un invicto de nueve peleas y que ganó por nocaut, era su prueba para poder vivir, entrenar y pelear en EE.UU.

La diferencia es grande. Por más que acota que “el trabajo que venimos realizando con mi familia es muy bueno”, ya que entrena en el gimnasio de su hermano Richard, estar en Estados Unidos le permite dedicarse de lleno al boxeo, además de entrenar con sparrings profesionales.

“Hay otras cosas en Estados Unidos, como los sparring que son de nivel, son profesionales. Y las comidas son con un régimen alimenticio”.

“Acá (en Uruguay) el boxeador profesional hoy en día tiene que laburar, y allá (en Estados Uniodos) no, se dedica a eso porque tiene apoyo del gobierno o del promotor; tenés régimen alimenticio, médicos. Acá cuesta el doble porque uno la rema siempre. Cuando salís te das cuenta que estamos un poquito lejos pero en detalles, porque a nivel no estamos muy lejos”, comenta.

Ser uno de los pocos uruguayos en llegar a Estados Unidos es especial, pero Amílcar lo explica por el trabajo; el trabajo de todos, el plural: su familia. “Es en base a todo el trabajo que venimos haciendo con mi familia, es un ciclo de muchos años para atrás. Poco a poco vamos creciendo, no solo yo sino todo el grupo de trabajo”.

Después de logrado el objetivo con la victoria en noviembre, continúa motivado para seguir mejorando. “La motivación es el gimnasio. Trato de tener disciplina; es mi trabajo y me lo tomo como tal. Para tener buenos resultados me tengo que sacrificar en el gimnasio. También saber que uno viene compitiendo seguido y no tener parate”, asegura.

Haber tenido como referencia a sus hermanos -Alejandro y Richard, cerca de 20 años mayores- fue un espejo para mirarse. “Parte de mi motivación fueron ellos, querer llegar a donde llegaron ellos y cumplir metas para enorgullecer a mi familia”.

La familia de boxeadores le permitió arrancar desde chico. “Empecé en el gimnasio de la esquina de mi casa a los 5 años. Iba a joder, a chivear y después empecé a agarrarle el gusto. Debuté a los 16 años en Brasil, porque acá siendo menor no podés pelear. Después siendo mayor estuve en la selección, viajé a Ecuador y Perú. También en los Juegos de la Juventud”.

Como amateur hizo más de 60 peleas y perdió solo una. “Todo eso fue sacrificio del gimnasio, de no faltar nunca. Sabía que tenía que cumplir, aunque sea una hora”, dice

El sábado tendrá una pelea especial por volver a luchar en su país. Defenderá el invicto de 10 peleas (9 KO) ante el mexicano Leopoldo Reyna (9-0; 4 KO) a 10 rounds en el hotel Radisson Victoria Plaza (televisa La Tele en Uruguay y TyC Sports en el resto de Sudamérica). Más peleas habrá en la velada.

No le gusta definirse ni hablar de sus nueve victorias por nocaut “Los resultados están a la vista, pero atrás hay un sacrificio enorme de años que hacemos junto a la familia. Esto es deporte y una mala noche la puede tener cualquiera, pero trabajamos para llevarnos la victoria”, sostiene.

Será la despedida de Uruguay de Amílcar, antes de irse a continuar con su carrera en Estados Unidos. Un adiós especial previo al gran salto.

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