TRICOLORES

El domingo, el partido en el Gran Parque Central, puede provocar que soplen vientos de cambio. Y quizás bastante más importantes de los que puedan suponerse, porque a la dirigencia de Nacional le generó muchísimo malestar algunas de las situaciones que se dieron en el último partido del equipo ante Cerrito.

Como están las cosas, aunque el cotejo ante Liverpool no será en Belvedere, queda claro que se vive una situación deportiva “al filo de la Cuchilla”.

Para empezar, la cuestión que puede influir en gran medida es el resultado del partido que mañana sostendrán Peñarol y Progreso en el Campeón del Siglo. Es bien sencillo, un triunfo aurinegro traerá como consecuencia un salto hacia adelante del equipo de Mauricio Larriera en la tabla de posiciones, lo que dejará al tricolor por debajo en la futura Tabla Anual.

Ese golpe se sumará al hecho de que no se pudo seguir compitiendo en la Copa Libertadores, que luego llegó la eliminación de la Sudamericana (en el duelo contra el rival eterno) y que además se está al borde de perder el Torneo Apertura, porque Plaza Colonia ya le sacó cuatro puntos de ventaja y quedan seis por disputar.

Esto significa que, como suelen decir los hinchas “el domingo hay que ganar”. Y el fin de semana siguiente igual. Caso contrario, el saldo será inevitable: el viento soplará tan fuerte que tirará abajo la conducción de Alejandro Cappuccio y también la permanencia de algún futbolista en el plantel principal de Nacional. Aquellos que no estuvieron a la altura, tendrán que ir a otros equipos.