DEFENSOR SPORTING

Leonel Roccoquiere un tener un equipo que mastique a los rivales para recuperar la pelota y que luego de obtenerla juegue con intensidad y dinámica. Confía mucho en los jóvenes y está entusiasmado porque sabe que en Defensor Sporting está la mejor cantera de Uruguay.

-¿Cómo se dio la llegada a Defensor Sporting?
-Muy rápido. Bueno, en realidad en 2019 cuando con Progreso habíamos clasificado a la Copa Libertadores a los dos o tres días me llamaron de Defensor porque se había ido Ignacio Risso y en carpeta les habían quedado dos nombres: el mío y el de Orfila. Ahora me dijeron que había quedado un buen informe de mi persona y después que se fue Eduardo (Acevedo) me llamaron el viernes a las 10 de la mañana, para preguntarme si me interesaba el desafío de Defensor y obviamente les dije que sí. Me anticiparon que había entrevistas con tres entrenadores, me pidieron que fuera a la sede a la hora 18, hice eso. Fui el último y después de una hora de conversación, ofreciendo mi punto de vista, porque había visto todos los partidos gracias a que ahora se puede ver todos los partidos de la A y de la B y te quedan los ojos cuadriculados de estar desde el mediodía hasta la noche. Tenía clarísimo el panorama de Defensor, de su plantel. Se ve que gustó mi idea de lo que había que hacer y cuando volvía a mi casa para la Costa de Oro en el camino me llamaron para decirme que ya estaba tomada la decisión. Rapídisimo.

-¿A la cancha rápido?
-Y sí, porque me empezaron a mandar información del plantel, de los que estaban en sanidad y me preguntaron si podía empezar ya el sábado de mañana. Dije que sí, pero hasta la una de la madrugada me quedé organizando el primer día de trabajo. Y el sábado a las 8 ya estaba en Pichincha. No hubo tiempo para esperar nada.

-¿La experiencia de agarrar un equipo a mitad de camino no te hizo dudar?
-Es verdad, me pasó en México y salió mal, porque agarramos un equipo hecho pedazos, no pudimos reforzar de la manera que necesitábamos y esa fue una experiencia que te deja muy alérgico a agarrar algo empezado. Pero Defensor Sporting es otra cosa. Vos sabés que tenés una mixtura de gente de experiencia y la mejor cantera que hay en Uruguay. O sea, material tenés. Si bien vos no armaste el grupo tenés materia prima, a parte de lo que yo visualizaba de los partidos.

-¿Y qué visualizabas?
-Que hay un tema de ansiedad, de apresuramiento, porque Defensor y Danubio todavía que vienen de ese proceso del descenso que es muy traumático, que en la B todavía no habían marcado una diferencia y como que se pensaron que se iban a comer los niños crudos y no es tan así.

-¿Qué hay que hacer?
-Lo primero es bajar la pelota al piso, tener serenidad, bajar ese grado de ansiedad. Y vamos a ver si lo logramos de manera inmediata. Al menos en estos tres días de trabajo ya paramos un equipo titular en cancha y lo que intentamos es reforzar lo que nosotros pensamos. Esperemos que se pueda notar ya una diferencia.

-Un equipo muy emparentado con la lucha de los torneos en Primera División, ¿por qué ahora no se come a los rivales?
-La B es complicada, está muy pareja, además hay un tema mental que es fundamental. Creo que se está arrastrando, tanto desde Defensor como de Danubio, la falta de confianza que trajo el descenso. Cuando me reuní con los directivos había un clima de velorio, pero mi enfoque fue claro: hay que asumir lo que pasó, para atrás no se puede cambiar, hay que apuntar de acá para adelante. Si seguimos con esa energía negativa, de que no puede ser, no se avanza. Ya está, Defensor y Danubio están en la B y ahora hay que mirar hacia adelante y tratar de trabajar de la mejor manera. Lo que pasa es que la mayoría de los futbolistas pasó por ese proceso y vienen con una racha muy negativa, que no ha podido cambiarse en la B, entonces la parte mental es fundamental. Hay que atacar dos frentes: la cancha y la energía positiva.

-¿Qué viste del equipo?
-Lo ví un equipo alargado, que dejaba muchos espacios, no teniendo una zona de presión. Y acá, ahora, a Uruguay Montevideo, nuestro rival, tenemos que considerarlo un equipazo, porque ya con la camiseta no se gana. Ganás con rendimiento. Hay que tomar todas las precauciones del caso y hay que encarar el partido con seriedad, nada de pensar que a Uruguay Montevideo le ganamos con la camiseta. Hoy con el nombre y con la camiseta no se gana. Hoy se gana jugando, con rendimiento, con equipos jóvenes que presionan y que aprovechan una cancha que permite jugar con velocidad. Y está lo otro, no podés jugar con cuatro o cinco jugadores de 35 años, porque hoy la B es también dinámica, intensa y más en el Charrúa. Hay que tener en cuenta hasta la hora en la que jugás el partido en el Charrúa, porque de noche la cancha sintética es muchísima más rápida todavía y la pelota vuela. Hay que estar en todo.