TORNEO CLAUSURA
El entrenador aurinegro sacó a Matías De los Santos y le restó claridad en el juego a un equipo que presentó muchos fallos en la entrega del balón.
Cuando a un técnico se le hace ver que en un partido un lateral no subió mucho, la respuesta casi automática suele ser que la primera tarea de un futbolista en ese puesto es marcar y, en la medida de lo posible, pasar al ataque. No solo es una frase recurrente, sino una verdad absoluta en el fútbol.
La referencia viene a que no debería un entrenador cambiar el pensamiento de acuerdo a la posición que ocupe un jugador en la cancha. Esto es que así como un lateral debe primero marcar, un extremo ofensivo lo primero que debe hacer es atacar. A partir de ese razonamiento es que no se entiende cómo Diego López viene justificando la presencia continua de Agustín Canobbio en la formación de Peñarol en su aplicación a la ayuda defensiva que otorga.
Esa fue la explicación que dio luego de haber dejado a Canobbio en cancha en el clásico y sacrificar a Facundo Pellistri, quien era bastante más incisivo. No fue eso lo que pasó ayer en el 0-0 de Peñarol con Progreso, porque Pellistri jugó casi hasta el final y porque Canobbio sí fue reemplazado a los 69’, pero no se explica cómo el técnico aurinegro prefirió sacar a los 52’ a Matías De los Santos —quien venía siendo el más claro del equipo— para mandar a la cancha a Luis Acevedo en lugar de reemplazar a Canobbio.
De los Santos fue el mediocampista que mejor manejó la pelota, que cubrió los espacios con más criterio, que menos pases falló y el que tuvo mayor desplazamiento. Incluso en el minuto 47 había puesto en carrera al gol a Pellistri, quien definió alto cuando Nicola Pérez lo ahogó.
Jesús Trindade erró muchas entregas, corrió de atrás a los rivales y terminó amonestado, por lo cual bien podría haber sido el elegido para ser sustituido, pero López prefirió quitar a De los Santos para cambiar el sistema táctico del 4-1-4-1 al 4-4-2 al adelantar a Guzmán Pereira para armar el doble cinco con Trindade.
Podría haberlo hecho sacando a Trindade, pero en realidad el trámite del juego pedía más la salida de Canobbio, quien no pudo desbordar, estuvo entreverado con la pelota y no generó ni una chance peligrosa. Al fin y al cabo, no estaba atacando ni defendiendo. Pero acá va la otra punta de la madeja: la cuestión no pasa por quién entró, porque evidentemente López se la jugó a ganar y a poner a uno de los goleadores que tiene el equipo ante la ausencia por lesión (contractura en el posterior) de Xisco, sino por quién salió.
Al dejar el campo De los Santos, Peñarol se quedó sin el único futbolista que había sido capaz de poner pelotas entre líneas y así explotar la velocidad de un Pellistri que crece más a cada partido.
Incluso pagó el error de la variante cuando debió pasar a Trindade al lateral por la injusta expulsión de Giovanni González, quedando expuesto en el medio.
El empate sin goles terminó castigando tanto a Peñarol como a Progreso, pues le abrieron la puerta a Nacional para llegar a la punta del Clausura y recuperar la Anual.