Ganó su título número 22 de Grand Slam y quedó en lo más alto de la historia junto a la tenista alemana.

Pasé muchas noches sin dormir por este título", fueron las primeras palabras de Serena Williams tras ganar Wimbledon, un trofeo que en este 2016 adquiere un significado mayúsculo.

Desde el año pasado la estadounidense, líder indiscutida del circuito y ganadora casi siempre de lo que jugara, venía corriendo de atrás por lograr su copa 22 de las grandes, para también ser la más grande ella, como Steffi Graf.

"Este año tuve un par de oportunidades para intentarlo, y fui vencida por grandes jugadoras, una de ellas justamente Angelique Kerber", dijo Williams.

Es que en Melbourne, cuando apenas despuntaba la temporada, Serena y Kerber se cruzaron por primera vez y fue en la final del Abierto de Australia. Y la alemana salvó el récord de su compatriota al vencerla.

Luego llegó el turno de remar en polvo de ladrillo para alcanzar la final en París, pero Roland Garros y Serena se encontraron con la mejor versión de Garbiñe Muguruza.

Ya sobre el césped del All England, Williams no podía dejar pasar otra oportunidad. Por eso la campeona afirmó que "el trabajo que me dio ganar este trofeo lo hace más dulce". Luego de derrotar 7-5 y 6-3 a Kerber, se dejó caer sobre el césped con la satisfacción del deber cumplido. A sus 34 años logró por fin la copa 22.

En total son 71 títulos y siete de ellos en Wimbledon. El resto se reparte en seis del Abierto de Australia y del US Open y tres más de Roland Garros.

Es cierto que el record total, si se toma en cuenta amateurismo y profesionalismo, corresponde a Margaret Smith con 24, pero 13 de ellos los consiguió antes de 1968, cuando comenzó la Era Abierta. Serena tiene 34 años, y en la mitad de su vida, a sus 17, ganó su primera copa de las grandes, justamente en su casa, en el US Open.

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