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Una lucha que perjudica

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Pablo Cuevas. El número uno celeste fue la gran ausencia, pero podrá estar a la orden. Foto: EFE
Miguel Gutiérrez

La ITF y la ATP no coinciden y varios países lo sufren mucho.

Que la Federación Internacional de Tenis (ITF) y la ATP no coinciden es natural y obvio, algo lógico en los últimos tiempos. Hace poco lo comentó a Ovación, desde España, Joan Margets, integrante del directorio de la ITF y excandidato a su Presidencia.

"Tenemos problemas para coincidir calendarios y para que los mejores tenistas opten por jugar la Davis y no dejen de jugar el circuito", había dicho hace unos meses.

El tenis, deporte individual por excelencia, tiene como honrosas excepciones los dobles, la Copa Hopman de comienzos de año, y justamente a la Davis, como abanderada de las competencias por equipos, donde los poderosos no siempre le ganan a los más débiles, aunque tampoco se trate de monedas corrientes.

Ausencias de talentos en series de la Davis han hecho descender y poner en la cornisa a países que, con solo mirar la colocación de sus jugadores en los escalafones individuales, deberían haber augurado un sueño mejor.

Bastan un par de ejemplos claros. España se fue del Grupo Mundial y terminó peleando por no seguir descendiendo ante Dinamarca. En 2014 había perdido ante Holanda y luego en el repechaje para seguir en la elite cayó ante Brasil.

En las rondas iniciales faltaron los grandes, distanciados entre peleas con su federación nacional, e intereses propios.

Lo mismo sucedió con Suiza, campeona en 2014, pero sin sus figuras Federer y Wawrinka en la primera serie de 2015, se tuvo que ir a jugar el repechaje ante Holanda para no bajar después de caer de entrada ante la sorprendente Bélgica, finalista en unos días ante Gran Bretaña.

Por eso, no siempre tener los mejores en el ranking, asegura una lectura inmediata de éxito, aunque es más factible creer que su ausencia precipita el caos.

La paradoja.

Uruguay y Argentina son ejemplos de realidades contradictorias entre lo individual y lo colectivo. Está clarísimo que Uruguay, con el equipo base, pero sobre todo con Pablo Cuevas, no debería haber pasado la zozobra de irse al Grupo II.

En el año en el que el salteño logró la mejor colocación histórica para un tenista uruguayo, llegando al puesto 21, pero además, ganando el título en San Pablo, llegando a la final ante Roger Federer en Estambul, y sumando la semifinal de Bastad y en total ocho accesos a cuartos de final, más el título de dobles del Masters 1000 de Roma más la final de Nottingham, Uruguay se fue a la B ante Barbados.

Argentina, por su lado, está en el Grupo Mundial desde el 2002 y completó este año su décimo arribo desde entonces a las semifinales de la elite por equipos, y fue finalista en 2008 y 2011 en ese período (además en 1981).

Apenas quedó fuera de regresar a la definición en su serie ante Bélgica, definida en el quinto punto cuando Steve Darcis doblegó a l albiceleste Federico Delbonis.

Antes había derrotado a Brasil en Tecnópolis en una serie que se definió un lunes, y allí también a Serbia sin Novak Djokovic.

Sin embargo, pese a la fortaleza que demuestra colectivamente, este 2015 será inolvidable desde el punto de vista individual: no hubo en esta temporada ni un campeón de un torneo ATP en singles, algo que no sucedía desde 1997.

Como bien confirma Sebastián Torok en La Nación, desde que Mariano Puerta se impuso en Palermo en 1998, cada año el tenis de ese país levantó un trofeo como mínimo.

Mónaco y Mayer disputaron Buenos Aires y Niza este año y perdieron ante Nadal y Thiem, eso fue lo más cercano.

Desde que Guillermo Vilas ganó en Buenos Aires en 1973, este es el tercer año sin festejos, ya que se suma a los de 1984 y 1997.

Otra buena temporada colectiva, esta vez con la capitanía de Daniel Orsanic, no significa un reflejo de un gran año individual, pese a tener al día de hoy cinco tenistas que están en el top 100: Leo Mayer, Federico Delbonis, Juan Mónaco (lesionado actualmente), Guido Pella y Diego Schwartzman.

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Pablo Cuevas. El número uno celeste fue la gran ausencia, pero podrá estar a la orden. Foto: EFE

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