El suizo venció por octava vez en Halle, torneo previo a Wimbledon.

El 8 de agosto Roger Federer va a cumplir 34 años. Lejos parece de estar mirando el retiro, aunque todos lo presagian para la próxima temporada, tras intentar quedarse con la medalla en Rio 2016, pero mientras, sigue sacando conejos de su galera.

Ganó ayer en Halle por octava ocasión este torneo, en el que ya jugó 10 veces la final, y en el que no es invencible, pero sí el dueño de la estadística.

"El secreto de jugar sobre césped es saber cuándo ejecutar cada tiro. Podés estar jugando perfecto, pero si tomás una decisión incorrecta, el césped te lo cobra caro", confesó con total naturalidad el suizo, que derrotó 7-6 (1), 6-4, a Andreas Seppi para levantar nuevamente el cetro del certamen alemán.

Roger habla de sus secretos con la espontaneidad de quien, no en vano, ganó ya 15 copas sobre esta superficie.

"Esta semana ha sido muy buena, no me quebraron el servicio en los últimos cuatro partidos que jugué, y además gané todos los tie breaks que disputé, lo cual eleva mi confianza porque significa que jugué bien en los momentos cruciales de cada partido", añadió.

Un total de 14 aces y 36 tiros ganadores le propinó el suizo al italiano, para subir a 12-1 la estadística entre ambos, y para lograr su título 86 en 130 finales disputadas.

Parece salido de otro circuito Federer, en una realidad diferente a la de los jóvenes sacadores, potentes, altos y musculosos, él se sigue defendiendo con su ataque certero y moviéndose lo justo y necesario.

Ahora, como la mayoría de los candidatos, descansará sobre el césped de Wimbledon, llegando unos días para entrenar y preparar el asalto a lo que él mismo definió como una de sus metas del año: ganar por octava vez en el All England.

Por otra parte, para Federer el de ayer fue su cuatro título del año (Dubai, Brisbane, Estambul). Además, el actual dos del mundo suma 17 títulos de Grand Slam, 302 semanas como uno del mundo, 86 títulos de ATP, 15 en césped y 1.030 partidos ganados en su carrera.

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