ROLAND GARROS

El uruguayo se las verá en la tercera fase con el cuarto del mundo, a quien en el pasado ganó en dos ocasiones incluida el único choque en el Grand Slam francés.

Pablo Cuevas recuperó la sonrisa, su juego recobró solidez y está por cuarta vez en su carrera en la tercera ronda de Roland Garros, que afrontará sin miedo ante el austríaco Dominic Thiem, finalista de la pasada edición.

Un duelo entre dos terrícolas, dos reveses a una mano, especialistas en la arcilla que se miraban de reojo desde que el sorteo cruzó sus trayectorias.

"Estoy seguro de que él no quería jugar conmigo, pero a mí de todos los cabezas de serie es de los que menos quería afrontar", aseguró el uruguayo tras clasificarse después de la retirada del británico Kyle Edmund, cuando Cuevas ya tenía encarrilado el partido, 7-6 (3), 6-3, 2-1.

En el horizonte todo un Thiem, cuatro del mundo, pero que comenzó rengueando su Roland Garros. Dos sets perdidos en sus dos primeros duelos y eso pese a que sus rivales apenas tenían un nombre en el circuito: el estadounidense Tommy Paul en primera y Alexander Bublik en segunda, con quien estuvo a punto de irse a los cinco sets: 6-3, 6-7 (6), 6-3 y 7-5.

"Me tengo confianza. Es un partido superdifícil, pero vengo jugando bien. Nos conocemos, le he ganado alguna vez, él también. Sabemos lo que hace el otro, para ganar tenemos que hacer un buen partido", asegura.

En concreto, han jugado cinco veces, con tres victorias para el austríaco. Las dos de Pablo fueron en Indian Wells en 2018 (3-6, 6-4, 4-2) y el primero de todos en Roland Garros (único un Grand Slam) en 2015 (7-6, 7-5, 6-7, 7-5). Thiem ganó la última, en el presente año en Buenos Aires cuando en superficie de arcilla venció 4-6, 6-4, 6-3.

Cuevas baja la voz y afirma que no quiere contar cómo le afrontará. "Tiene un entrenador sudamericano (el chileno Nicolás Massu), si cuento lo que voy a hacer me van a estar esperando", sonríe antes de asegurar que jugará "con agresividad".

Aunque reconoce que el nombre del austríaco sonará mucho en los próximos años, sobre todo en arcilla, no comulga con quienes le designan como el heredero del español Rafael Nadal. "A sus años, Rafa ya llevaba varios Grand Slam", dijo.

A sus 33 años Cuevas vuelve a sentir placer en la cancha. Reconoció que pasó un momento difícil, que las largas giras, lejos de sus hijos, le pasaban factura. Pero de nuevo ha recuperado la voluntad de sufrir.