ESPERANZADOR

El mundo necesita buenas señales por estos días. Las vacunas han aparecido como la gran esperanza para acabar de una buena vez con el COVID-19, pero hace falta ver el efecto en la vida diaria. Y el tenis ha dado esas buenas señales este fin de semana, con la disputa de partidos con gente en las tribunas, sin distanciamiento social ni barbijos.

Adelaida, ubicada en la Australia meridional y a unos 730 kilómetros de Melbourne, alcanzó la tasa cero de mortalidad por COVID-19 y prácticamente volvió a la normalidad. Ya no hay distanciamiento social ni uso obligatorio de mascarillas. Los propios tenistas disfrutaron de estas libertades al viajar todos juntos en un mismo vehículo y sin tener que utilizar ningún elemento de protección, algo que valoraron mucho.

Todos destacaron la importancia de haber vuelto a jugar con gente en las tribunas y sentir nuevamente la normalidad, algo que no hace mucho parecía tan lajana.

"Los hemos echado de menos", le dijo Rafael Nadal al público luego de vencer en el partido de exhibición de "A day in the drive" a Dominic Thiem. También participaron del espectáculo Novak Djokovic, Serena Williams y Naomi Osaka, entre otros.

Esto abre grandes expectativas también para el Australian Open (primer grand slam del año y que comenzará este lunes), pues si bien en principio no está permitido el ingreso de público, durante el transcurso del certamen esto puede cambiar.

Otra de las buenas noticias de las últimas horas es que la organización del Abierto ha confirmado que todos los tenistas que participarán del cuadro final han dado negativo a COVID-19.

El tenis y Australia, entonces, le ha dado la señal al mundo de que la normalidad está más cerca de lo que se pensaba.