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Alfonsina trajo éxito

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Pablo Cuevas

Cuevas está en su mejor momento deportivo y familiar desde la llegada de su hija. “Se porta bárbaro”.

FERNANDO TETES / EN PARÍS - OVACIÓN EN FRANCIA

Pablo Cuevas viajó desde Roma con Clarita y su hija Alfonsina, su familia que comparte el primer torneo de Grand Slam en esa condición. El 23 del mundo se hospeda en un apartamento a unas 12 cuadras del club, en Boulogne Clignacourt, y mientras él viene a entrenar y competir, su hija junto a la madre llegan caminando más tarde y también disfrutan un poco más de la ciudad, sin necesidad de estar todo el tiempo en el club.

De todas formas, durante su partido de primera ronda ante el australiano Sam Groth, Alfonsina y Clarita se quedaron en la guardería del torneo.

Esta edición del Abierto de Francia es la primera en la que el uruguayo llega como cabeza de serie, y con un título ganado la semana previa, ya que se impuso en dobles en Roma junto a David Marrero. También es el sudamericano mejor preclasificado y con tres torneos ganados encima, todos después de Roland Garros 2014.

Todo es diferente. Su condición deportiva y su condición familiar, y todo esto lo fortalece. "Eso de ser el mejor sudamericano es más un tema estadístico y de ustedes los periodistas, que le dan más importancia. Lo de ser cabeza de serie es diferente. Desde que empecé a jugar los torneos de Grand Slam pensaba en que sería lindo llegar en esa condición", dijo Cuevas a Ovación.

Antes del nacimiento de Alfonsina, Pablo Cuevas intercambió opiniones con varios jugadores que habían sido padres recientemente para que le contaran detalles y le fueran ayudando en lo nuevo que se venía en su carrera, pero sobre todo en su vida. Muchos le hablaron de dormir en cuartos separados, o en noches de insomnio. Sin embargo el uruguayo forma parte de los otros, los que pueden disfrutar de la paternidad y el tenis sin problemas de ojeras al día siguiente.

"Alfon se porta bárbaro, a la noche por lo menos, y durante el día la que se porta bien es la mamá, que se encarga más de ella, aunque de tardecita me toca a mí", comentó el salteño recostado en uno de los grandes sillones marrones del espacio reservado para las charlas mano a mano con los tenistas. "De noche duerme con nosotros. En el hotel de Roma, como la cama era más grande, dormía entre medio, pero acá tiene su cunita en el mismo dormitorio", agregó. "A las 11 y media está dormida, no llora de noche, y cuando me vengo al club a entrenar, ella sigue hasta las 10 o 10 y media de la mañana. Que Alfon duerma y que la mamá tiene claras cuáles son las exigencias que tengo como tenista, me hacen llevarla muy bien", dijo con una sonrisa de felicidad que se le escapa entre los braquets colocados hace no mucho.

Por ahora la familia Cuevas Ruíz sólo visitó Trocadero, para hacer la foto tradicional con la Torre Eiffel detrás, "pero esta es como la décima vez que vengo a París". Antes, cuando viajaba sin familia solía salir a cenar afuera. "Me gusta mucho el famoso restaurante L´Entrecote, que tiene varias sucursales, para comer las papas fritas con esa salsa particular, y he ido a otros lugares menos auténticos como ese. También me quedaba en una zona donde había un italiano que cocinaba muy bien."

La vida ha dado muchas vueltas y ahora, a sus 29 años, Cuevas llegó a París con un título de dobles en estas canchas bajo el brazo, como el mejor sudamericano, en su mejor momento, con tres títulos de individuales, pero sobre todo con familia completa. Y por si fuera poco, su amigo de toda la vida es su entrenador, y comparte éxitos y vida familiar.

Los resultados importan, pero sin dudas esta edición del Abierto de Francia ya es inolvidable.

Ella también tuvo que acreditarse.

Las reglas en Roland Garros son estrictas y todo el mundo debe cumplirlas. Para poder ingresar al predio hay que estar debidamente acreditado sin importar las edades. Y Alfonsina no fue la excepción. La bebé de Cuevas tiene su propia credencial de Roland Garros, que para ella y sus padres será histórica. Pero la libre circulación por el complejo Roland Garros no es lo único que comparten Pablo y Alfonsina. Desde su llegada muchas cosas cambiaron para el tenista, quien ahora disfruta del apartamento que comparte en París con su entrenador y amigo de toda la vida, Facundo Savio, quien está con su novia, y de las bondades en la cocina de Clarita. "Ella cocina muy bien y aunque a veces me toca comer algunos de los purés que deja Alfonsina, como Clari cocina tan bien es un placer", halagó el salteño.

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