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Los "secretos" del rugby uruguayo para la primera victoria mundialista tras 16 años

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Juan Diego Ormaechea al frente de Los Teros, felicitados por Fiji tras la victoria 30-27 de Uruguay en el Mundial de Rugby
Rugby Union - Rugby World Cup 2019 - Pool D - Fiji v Uruguay - Kamaishi Recovery Memorial Stadium, Kamaishi, Japan - September 25, 2019 Uruguay's Juan Diego Ormaechea and team mates are applauded by Fiji players after the match REUTERS/Peter Cziborra
PETER CZIBORRA/REUTERS

JAPÓN 2019

Los Teros dieron el gran golpe en un partidazo. Uruguayle ganó a Fiji y volvió a la victoria en un Mundial de Rugby luego de la lograda en 2003.

Para abrazarse y emocionarse. Para seguir creyendo en un proceso serio. Para seguir apoyando a una estructura que no para de darle alegrías al rugby uruguayo. Para el recuerdo.

Así fue la memorable y épica victoria de Los Teros frente a Fiji por 30 a 27 en Kamaishi, en el debut celeste en el Mundial de Japón 2019.

Después de 16 años, la selección uruguaya de rugby volvió a ganar un partido en una Copa del Mundo, pero esta vez se dio el lujo de hacerlo nada menos que ante un Top 10 del ranking mundial.

Y nada fue casualidad. Todo es causalidad. El rugby uruguayo dio un giro de 180 grados con varios hechos que se fueron encadenando para crecer, trascender y acoplarse al mundo actual de un deporte que cada día exige más.

Primero que nada se dejaron atrás los egos, las peleas, las luchas de poderes que no conducían a ningún lado en una Unión de Rugby del Uruguay que se veía año tras año sacudida por algún problema.

Ese proceso de transformación lleva más de 10 años, pero uno de los puntos más altos se remonta a 2013, cuando tras un convenio entre la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), la Unión de Rugby del Uruguay (URU) y la Intendencia de Montevideo, esta le cedió al deporte de la ovalada la concesión del escenario.

Bajo la presidencia de Marcelo Callandra, la URU comenzó a ponerle corazón a un escenario que se transformó en “La casa de Los Teros”. Obras, arreglos y sobre todo planificación empezaban a marcar el camino. Pablo Lemoine asumió como entrenador de la selección uruguaya y ahí empezó un proceso que, cambio de nombres mediante, mantiene su esencia.

Pablo Lemoine se dice orgulloso de sus dirigidos. Foto: REUTERS
Pablo Lemoine estuvo a cargo de Los Teros en el Mundial 2015. Foto: Reuters

Uruguay logró la clasificación al Mundial de Inglaterra 2015, cortó una racha de 12 años sin presencias en la Copa del Mundo y comenzaron a llegar apoyos desde la World Rugby sumado al invalorable sostén que prestó Argentina, que vio en nuestro país una plaza para ayudarla a crecer con el objetivo de tener una competencia cercana para que los seleccionados de las dos orillas se potenciaran.

Pasó Inglaterra 2015. El Centro Charrúa seguía creciendo en infraestructura, en servicios para los jugadores y en la formación de los nuevos Teros, los Teros del futuro.

A fines de 2015, Esteban Meneses asumió como entrenador de Uruguay. El argentino de 47 años llegó para mantener las bases del rugby uruguayo pero sobre eso, buscar un cambio. Y lo consiguió.

Los jugadores, de a poco, se fueron contagiando de esa idea de juego que traía el argentino: ser un equipo protagonista sin dejar de lado la faceta defensiva.

Centro Charrúa de Los Teros
Centro Charrúa de Los Teros

El cambio se empezó a notar y a eso se le agregaron varios componentes en el proceso de selecciones: profesionalizar diferentes áreas y apuntar a la preparación física fueron claves fundamentales para que hoy todo el mundo hable del rugby uruguayo.

En febrero de 2018, un año y medio antes de la Copa del Mundo, Los Teros vencieron en la Eliminatoria a Canadá y lograron su lugar directo en Japón 2019. Chau Repechaje, adiós sufrimiento. Empezó otro camino y ahí, las estructuras profesionales se fueron afianzando pero sin dejar de lado las raíces de un deporte que en Uruguay es amateur.

La base de jugadores se amplió. ¿La razón? Los clubes siguieron nutriendo a las selecciones, pero el Centro Charrúa permitió otro condimento: formar Teros. Primero en combinados juveniles y tras la competencia exigente, el paso a la mayor, el gran reto.

Llegó el Mundial y Los Teros hicieron historia. “Vamos a shockear al mundo”, había dicho en la previa el capitán Juan Manuel Gaminara. Y lo lograron. Vencieron a Fiji, una de las selecciones Top 10 del mundo 30-27 y hoy el mundo habla de Uruguay.

¿Los secretos? No hay secretos. El trabajo, la planificación, una estructura dirigencial firme, jugadores comprometidos, carácter y juego marcaron la diferencia para que el rugby uruguayo diera un salto de calidad que ayer se tradujo en la mayor hazaña de un deporte que ahora va por más, porque la ambición también es parte de este proceso y porque Los Teros siempre te invitan a soñar.

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