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“No debe haber nada más lindo que jugar una final y ganarla”

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Sebastián Samudio, el capitán de Trébol de Paysandú que se ilusiona con poder levantar la copa de campeón. Foto: Mateo Vázquez.

TRÉBOL

Sebastián Samudio, capitán de Trébol de Paysandú, vive una semana muy especial por el hecho histórico de que su club jugará la primera final en el Uruguayo de Clubes.

Tiene 25 años, estudia Administración de Empresas y desde julio se transformó en el capitán de un equipo que ya hizo historia al meterse en la final por primera vez, pero que ahora va por más. Sebastián u201cCutiu201d Samudio confía en la fortaleza anímica de Trébol y sueña con ser campeón del Uruguayo de Clubes.

¿Gana la ansiedad o el nerviosismo en estas instancias?

La verdad que psicológicamente nos sentimos muy bien, pero tratamos de que sea normal. El martes se entrenó bien y teníamos un día menos de recuperación ya que jugamos el domingo. Por eso hicimos foco en la recuperación. El jueves llegaron los de Paysandú, entrenamos con ellos y estuvimos todos juntos, algo que no siempre pasa. Disfrutamos del entrenamiento y luego de la comida todos unidos. También estamos muy bien desde lo físico porque el plan que nos hizo Guillermo Selves (el preparador físico) era de seis semanas con las anteriores tres a la competencia muy fuertes y ahora la idea es no aflojar.

¿Cómo se hace para que sea una semana normal teniendo en cuenta que es algo nuevo para ustedes el hecho de jugar una final?

Es la primera final en la historia después de 42 años del club pero los entrenadores lo están manejando con tranquilidad y los jugadores, si bien no estuvimos en finales, miramos alrededor y tenemos a gente de mil batallas como el u201cDulceu201d Carlos Arboleya, Mathías Palomque, Alejo Durán y Guillermo Lijtenstein. Entre ellos hay cientos de partidos de selección y mundiales. Eso suma. Estamos todos los días con ellos y los disfrutamos, aprendemos. Ahora nos toca vivir esta final que es un paso más para nosotros y queremos llegar en las mejores condiciones en todos los aspectos, con mucha intensidad pero sin jugar el partido antes que empiece.

¿Qué tuvo el Trébol de esta temporada para superar la barrera de las semifinales y llegar a la final?

Yo creo que uno de los puntos más importantes de este año fue tomarnos con mucha seriedad el Campeonato Argentino. El año pasado fue como una fase de conocimiento, fuimos a ver con qué nos encontrábamos. A explorar el terreno de alguna manera. Pero este año ya fuimos con el objetivo de ganarlo. Sabíamos lo que era el nivel y nos planteamos ganarlo. Nos quedamos en semifinales en Paysandú perdiendo un partido en el que tuvimos errores que Marabunta supo aprovechar bien y quedó como ese sabor amargo. Estuvo muy bueno vivir en abril algo así como una previa al Uruguayo.

¿Y cuál fue la clave?

El objetivo a lo largo del año fue siempre el mismo y no lo cambiamos: mejorar partido a partido para poder llegar a esta etapa en nuestro mejor nivel. En las semis del año pasado le habíamos ganado a Old Boys y quedamos afuera en Paysandú. Este año no cambiamos, confiamos en nuestro laburo, en el sistema y en nosotros mismos, en el grupo en los compañeros que tenemos al lado.

¿Cambia en algo eso a la hora de jugar una final?

En la final el planteo no va a cambiar. Es el mismo. Lo que venimos haciendo hasta ahora lo vamos a intentar a hacer en ese partido que además le vamos a agregar el grado de responsabilidad que tiene por ser una final, pero siempre apostando a hacer lo nuestro.

¿Cómo definís el juego de Trébol?

Muy dinámico e intenso. Esas son las dos palabras que definen lo que queremos. La idea es darle ritmo al partido, jugar por todos lados y tener intensidad durante los 80 minutos.

Dejaron por el camino a un histórico como Carrasco Polo. ¿Cómo viviste esa serie?

Fuimos a jugar los dos partidos de la misma manera y creo que en la vuelta se vio menos juego con claridad pero eso fue producto de que cómo Polo planteó el partido: muy físico y duro en el contacto. Se vinieron con todo a buscarlo en el primer tiempo, nos soltamos un poco y cometimos muchos errores. En el segundo tiempo nos llevaron a nuestro campo y también cerca del ingoal, nos quebraron pero el hecho de confiar en lo que hacemos nos trajo resultados.

¿Cómo viven la falta de los jugadores de la selección?

Son bajas importantísimas. Son jugadores muy queridos y muy representativos de lo que es Trébol, desde lo deportivo y también desde lo anímico. Pero más allá de eso, la baja más grande a nivel anímico es la de Guillermo Lijtenstein. Perdimos (por un desgarro) a un jugador que es muy bueno adentro de la cancha pero que también es clave afuera, que juega desde los 18 años en Primera División. Es un golpe anímico muy fuerte no tenerlo. Antes de jugar con Carrasco Polo en Paysandú nos propusimos dar un poco más por u201cGuilleu201d, porque sabíamos todos que él se moría de ganas de estar jugando con nosotros. Por suerte entró Alejo (Durán), que es un clase u201cAu201d del rugby uruguayo y aportó lo suyo. Son distintos, pero los dos tienen puntos altísimos y son dos jugadorazos que de verdad suman para bien desde todo punto de vista.

¿Cómo te imaginás la final?

Creo que van a hablar mucho las defensas durante un buen rato y el que tenga menos errores disciplinarios y defensivos se lo lleva. Es un partido divino para jugarlo. A nosotros nos encanta jugar contra Old Christians porque juegan a algo parecido a lo nuestro. Siempre son muy lindos de ver estos partidos.

¿Qué dice la gente en Paysandú?

La verdad es increíble el apoyo de los familiares, amigos y la gente del club. Hoy recibí un mensaje de un jugador de Cardos de Durazno que nos felicitaba por llegar a la final, nos deseaba suerte y nos empujaba. Es algo muy lindo todo esto porque somos como la representación del interior del rugby uruguayo. No es algo que buscamos sino que se dio así y esas palabras hoy en día las sentimos realmente así porque en el equipo y en el club hay gente de un montón de departamentos del interior para dar batalla y soñar con el campeonato.

¿Se imaginan campeones?

Es imposible no imaginárselo y no soñarlo. Pero somos realistas y vamos a salir a jugar 80 minutos con todo. Eso siempre lo soñas. No debe haber nada más lindo que jugar una final y ganarla.

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