Publicidad

Walter Gargano, un reloj preciso que no tuvo quién se sincronizara con él

Compartir esta noticia
Peñarol vs. Fénix
ESTEFANIA_LEAL

TORNEO CLAUSURA

El Mota jugó un gran partido, marcando el ritmo del equipo y lanzando a sus compañeros, pero el único que lo acompañó fue Canobbio; el resto jugó acelerado.

Tic-tac. Con la misma facilidad que un antiguo reloj se acerca segundo a segundo a completar el minuto, la hora y el día, es con la que juega Walter Gargano. Tic para tomar la pelota y tac para entregarla, siempre con la claridad suficiente para poner al equipo en ataque. Pero el tic-tac del Mota es distinto al de los demás, razón por la cual Peñarol no funcionó.

Es que a diferencia de un reloj, en un deporte colectivo como el fútbol el tic-tac de uno debe relacionarse con el de otros. Debe haber una armonía que el aurinegro no mostró ante Fénix, razón por la cual debió conformarse con un empate a 0 que lo frena en su ambición de ganar el Clausura.

El día en que Peñarol usó su casaca retro para celebrar su aniversario 130 (el próximo 28), Gargano demostró ser todo lo contrario: un volante moderno. Parado como el antiguo 5, en realidad fue un 10, porque fue el que filtró pelotas, el que hizo la pausa y el que distribuyó el juego para que Peñarol pudiera atacar por las bandas. El problema fue que le fallaron los interlocutores.

Peñarol vs. Fénix
Agustín Canobbio presiona a Juan Álvez por la pelota. Foto: Estefanía Leal

El único que pareció tener el tic-tac más o menos sincronizado con el del Mota fue Agustín Canobbio, quien desniveló con su velocidad y enganche, que llegó hasta el fondo, se metió al área y hasta se animó a tirar de afuera, algo que solo él e Ignacio Laquintana en el final se animaron a hacer. Sin embargo, al igual que sus compañeros, terminó indefectiblemente mal las jugadas.

Ceppelini, habitualmente un gran socio para Gargano en el manejo de los tiempos, no estuvo fino. Por el contrario, pareció jugar apurado y eso le hizo fallar varios envíos, algo que no es común. Y en un esquema futbolístico como el de Larriera es fundamental que el tic-tac esté sincronizado, porque Peñarol juega a darle velocidad al balón; a no trasladar tanto sino al toque y desmarque para triangular, generar por afuera y definir por adentro. A eso hay que sumarle que Peñarol estuvo rengo, pues Canobbio y Giovanni González se encontraron bastante por derecha, pero no ocurrió lo mismo con Juan Manuel Ramos y Torres por izquierda.

El resultado de todo esto fue un Peñarol que jugó más apurado que rápido, lo cual lo llevó a tener mucha imprecisión y a que Agustín Álvarez Martínez quedara aislado en ofensiva, sin una posibilidad clara de convertir y metido en una batalla física por conquistar el área que terminó siendo ganado por los defensores de Fénix.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

PeñarolWalter Gargano

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad