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Terminó siendo el bochorno más grande

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EDWARD PIÑÓN

OJO CRÍTICO

Iban a cambiar el rumbo del fútbol europeo. Iban a tomar el poder y forjar una liga más fuerte. Iban a doblarle el brazo a la FIFA y poner de rodillas a la UEFA. Pero los bloquearon. Y la Superliga terminó siendo el Superfracaso más bochornoso de los últimos tiempos.

EDWARD PIÑÓN

A los poderosos de Europa, que pretendían enmendar sus gastos desmedidos provocadores de endemoniadas deudas con una Liga elitista, se les vino una tormenta encima imposible de contener. Se formó un ejército de voces en contra. De castigos constantes para quienes buscaban convertir al fútbol en una competencia sin castigo para el fracaso. Y sin fracaso jamás podrá ser apreciada la gloria.

Los frenó la gente. Los frenó el gobierno británico. Los frenaron Gianni Infantino y Aleksander Ceferin. Y, no es para nada menor, el hecho de que el entusiasta “pacto de sangre” que habían acordado 12 clubes ricos del Viejo Continente fuera destruido en 48 horas.

Lo que deja dos mensajes muy fuertes. Que viaja de continente en continente. Porque alguna vez en esta parte del mundo coquetearon con la idea de arremeter contra la Conmebol y jugar por su lado con una Superliga de grandes.

El fútbol no puede quedarse sin la adrenalina que genera el riesgo a perder. Y hay que escuchar al hincha.

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