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Se unieron para decepcionar

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EDWARD PIÑÓN

ASÍ LO VEO

EDWARD PIÑÓN

Cambió. Y bien rápido. Para algunos pudo haber sido una cuestión de modas. Para otro un estudio acertado y gran aprendizaje para contrarrestar aquello que supo cautivar y funcionar bien. Al juego de posesión le dieron un coscorrón fuerte y lo tumbaron de una. Lo real, porque así lo dicen las estadísticas y los análisis técnicos de los partidos, este viene siendo el Mundial del juego directo y el de las jugadas de pelota quieta.

La historia del fútbol ha premiado y seguirá haciéndolo a todos los estilos, simplemente se trata de hacerlo mejor que el adversario y sin importar lo que se tenga como atributo futbolístico.

Lo que también va dejando esta Copa del Mundo es una cantidad enorme de decepciones. Y aquí pareciera que fueron muchos los que se unieron para fracasar.

Y ojo, nada de escaparle a la palabra fracaso, porque cuando se trata de mega estrellas y de equipos plagados de figuras y buenos antecedentes, si te quedaste por el camino antes de tiempo lo que pasó es que se falló groseramente.

¿Dónde quedaron las diabólicas jugadas de Neymar? Será imposible enterrar en el olvido que la estadía del brasileño en Rusia se vaya a recordar más por sus prolongadas simulaciones que por el enorme talento que posee.

¿Dónde quedaron las veloces y letales diagonales de Messi? De qué manera podrá desaparecer para siempre el andar parsimonioso y de resignación de “Lio” en un césped que envenenó su alma.

¿Dónde quedaron las definiciones rutilantes de Lewandowski? Qué sucedió con ese bombardero polaco que no fue capaz siquiera de meter uno de sus temibles bombazos a la red.

¿Quién se llevó a la Alemania abrumadora? ¿Por qué no pudimos ver a la España talentosa?

Rusia está llegando a su fin. Dejó material para analizar y también la sensación de que las decepciones son grandes.

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