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Una lección: Todo salió mal en 1974

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Foto: Archivo El País
Archivo El Pais

RECUERDOS MUNDIALISTAS

El camino celeste en un Mundial que no trae buenos recuerdos.

A los 46 minutos del partido con Suecia, el 23 de junio de hace 44 años, el camino cuesta arriba que representó para Uruguay el Mundial de Alemania 74 se volvió imposible. En ese instante, el gol del escandinavo Ralf Edström liquidó toda esperanza. Era necesario ganar para pasar a la segunda ronda y ya se estaba perdiendo. Los celestes fueron a buscar el empate en forma desordenada y recibieron dos goles más, de contragolpe.

Fue el punto final para la peor campaña uruguaya en una Copa del Mundo: tres partidos con dos derrotas y un empate, un gol a favor, seis en contra. Pero también una dura lección, que al fútbol uruguayo le costó años terminar de aprender.

El de 1974 resultó un Mundial muy adverso para los sudamericanos: Chile no pasó su serie, Argentina recibió cuatro goles de Holanda y Brasil llegó cuarto, aunque muy criticado por su juego defensivo. El peor, sin embargo, fue Uruguay. Todo se hizo mal aquella vez. En primer lugar, se cambió al técnico del equipo pese a que logró la clasificación: Roberto Porta reemplazó a Hugo Bagnulo por razones nunca explicadas.

Después, se hizo una larga gira frente a rivales muy alejados del primer mundo futbolístico: Haití, Jamaica, Indonesia, Hong Kong, Australia. Y para colmo, el equipo que disputó esos amistosos no fue el que jugó en Alemania, pues un mes antes del Mundial se incorporaron los futbolistas que estaban en clubes extranjeros, los famosos repatriados.

Ya en Europa, los entrenamientos resultaban tan livianos que los jugadores desplazaron a Porta del mando, tratando de lograr mayor exigencia. El ómnibus de la delegación llevaba a las prácticas también a periodistas y allegados. Un día se invitó a subir a un supuesto contratista que estaba observando jugadores: en realidad era el “espía” del seleccionado holandés.

Por supuesto, nadie tenía idea sobre lo que podían presentar los rivales de la serie, Holanda, Bulgaria y Suecia. Cuando se tomó noticia, ya era tarde: Holanda había sometido a los celestes a un baile infernal.

Tras esa derrota por 2-0 se mantuvo la esperanza atada con un hilo muy delgado, cuando Ricardo Pavoni logró empatar sobre la hora el encuentro contra Bulgaria.

Había que ganarle a Suecia en el tercer partido. El primer tiempo terminó 0-0. Uruguay tuvo más la pelota pero. con un ritmo muy lento, casi no llegó con peligro. El primer gol sueco empezó a escribir la última página del manual “Cómo no hacer las cosas”.

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