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La historia de Torreira contada por un entrenador clave en su carrera

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Foto: Nicolás Pereyra
Nicolas Pereyra/Archivo El Pais

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Miguel Moreira, el DT que le dijo a Wanderers que llevara a Torreira a Italia

Diciembre de 2013. Lucas Torreira entrenaba en las juveniles de Wanderers y cuatro compañeros suyos estaban bajo la lupa del Pescara de Italia. Un convenio entre el club europeo y los bohemios les iba a permitir viajar a probar su suerte.

Lucas no iba. Miguel Moreira, por entonces Coordinador de juveniles de Wanderers, le dijo a Víctor Meza, gerenciador y accionista del Pescara, que el pibe de Fray Bentos merecía una chance en Italia.

“Yo nunca fui de pedir jugadores ni nada de eso, pero si algo sé, es de fútbol. Desde que me levanto hasta que me acuesto estoy en este deporte. Entonces, dada mi buena relación con Meza, me atreví a decirle que además de esos cuatro chicos, Lucas también tenía que ir”, le contó a Ovación Miguel Moreira, quien agregó que “hasta le hice una broma porque Víctor Hugo viajaba mucho. Le dije que si no tenía el dinero, que canjeara las millas para darle los pasajes al jugador. Realmente yo le veía condiciones como para que pudiera pulirlas en Italia”.

Y así fue. Torreira viajó a Italia. Moreira acompañó al fraybentino y a sus cuatro compañeros de Wanderers. La historia del pequeño gigante empezaba a escribirse.

“En Italia nos estaban esperando. Cuando llegamos pedí para hablar con el presidente del Pescara. Me dijeron que no era una persona muy accesible, pero yo necesitaba hablar cinco minutos con él”, recordó Moreira. La charla tenía nombre y apellido: Lucas Torreira.

“El convenio estaba bárbaro y los chiquilines que fueron tenían futuro, pero yo quería que a Lucas lo vieran con cuatro ojos”, dijo.

Es que como el volante no estaba entre los elegidos del club italiano, Miguel quería explicar la situación para dejar todo claro y pedirle al presidente que probaran a Lucas. El pedido fue concebido. El director deportivo del Pescara lo miró en un amistoso del que Moreira también fue testigo. Massimo Oddo, campeón del Mundo con Italia en 2006, era el entrenador de la reserva del club y en esa prueba, Lucas tuvo una chance.

Le dieron un tiro libre para patear y la puso en un tornillo. Los enamoró a todos. Pero Moreira le puso paños fríos al asunto. “Lucas tenía condiciones espectaculares, pero debía seguir creciendo y eso fue lo que les dije a los italianos que se lo querían quedar”, explicó Moreira.

Oddo se lo quedó y lo puso a jugar en la reserva. Lo colocó de doble cinco porque en Italia el “10” escasea. Torreira mejoró y creció muchísimo.

Al tiempo, cesaron al entrenador de Primera División, Oddo quedó a cargo del equipo que peleaba por el ascenso a la Serie A y subió a Lucas.

Pescara perdió con Bologna el ascenso, pero en la siguiente temporada consiguió el objetivo de regresar a primera.

Lucas, ya asentado en el equipo titular, pasó a Sampdoria. Atrás había quedado su paso por las juveniles de Wanderers y su salida de Fray Bentos, algo nada fácil para un joven que se fue de su ciudad natal con un bolso lleno de ilusiones y que no se imaginaba un desenlace como este.

“Lucas se merece todo este presente, por todo lo que luchó, por su talento, por sus ganas y por su familia, que es gente de bien”, remarcó Moreira, que en ese diciembre de 2013 se perdió el casamiento de uno de los tantos amigos que le dio el fútbol: Diego Forlán. Pero fue el protagonista de una anécdota increíble con uno los jugadores que hoy buscarán en Niznhy Nóvgorod el pasaje a las semis de Rusia.

A los 61 años, Miguel generó varias historias de este tipo y la de Torreira no fue una más. “Cuando volví a Montevideo, en el aeropuerto me estaba esperando Meza para decirme: ‘que lo parió Moreira, usted tenía razón con Lucas’”.

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