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Los hinchas pasan bomba en Rusia

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Hinchas uruguayos en Rusia

SELECCIÓN

Los precios muy accesibles para los uruguayos colaboran con la fiesta.

Los hinchas uruguayos están disfrutando mucho en Rusia, y no sólo por el debut con triunfo de la selección. O por la ilusión con que esperan el segundo partido de hoy ante Arabia Saudita.

La mayoría ha encontrado una muy buena acogida de la población local. La gente es muy amable. En las diferentes ciudades en que se han movido hasta ahora, Moscú, Ekaterimburgo o Rostov del Don, cuando los ven con sus sombreros de puntas o envueltos en sus banderas celestes, los rusos se les acercan y les piden para sacarse una foto. Apenas ven a los hinchas en cualquier calle comienzan a gritarles “¡Uruguayyyy, Uruguayyyy, Suareeeez, Suareeeez!”.

Otra cosa que llama mucho la atención de los rusos es el mate. Suelen acercarse para preguntar de qué se trata esa extraña infusión. Y contrariamente a lo que se esperaba, algunos hablan inglés, sobre todo los más jóvenes, y unos pocos entienden español.

Los uruguayos, al menos hasta ahora, también han encontrado muy accesibles los precios. Y eso también colabora para su buen ánimo, sobre todo porque muchos de ellos compraron los pasajes apenas clasificaron los celestes y en cómodas cuotas mensuales.

Por ejemplo, ayer en Rostov, tres uruguayos comieron en un buen restaurante de sushi, salmón a las finas hierbas con vodka y dos litros de exquisita limonada y pagaron menos de 2.000 pesos uruguayos. Para los más gasoleros, una pizza en la calle cuesta 50 pesos uruguayos y el litro de cerveza en el supermercado $ 30 uruguayos. El metro cuesta 28 rublos o sea 14 pesos uruguayos. Por ejemplo, algunas veces piden algo en un bar que cuesta 500 rublos y los rusos les advierten que es caro, pero como se trata de 250 pesos uruguayos, lejos de cambiar el pedido, piden otro. “El dame dos es el clásico de los uruguayos acá. Para nosotros los uruguayos, los precios acá son de replay”, dijo uno de ellos en comunicación con Ovación.

El Mundial es un fiesta para los rusos, pero no tanto por el fútbol en sí porque no son muy futboleros. Ayer en Rostov, el Fun Fest estaba lleno de gente. Y no hay ninguna maldad en los locales. Al ver a los uruguayos les deseaban suerte para el partido de hoy frente a los sauditas, aunque siempre acompañado con el cantito de “¡Ru-shi-a, Ru-shi-a!”.

Una de las cosas que más ha sorprendido a los hinchas celestes son las enormes diferencias culturales. Si llegan a hacer “amistad” con algún ruso que hable inglés y les da para mantener una conversación se sorprenden. Si llegan a contar que en Uruguay se puede fumar marihuana, que el aborto es legal, que hay matrimonio igualitario, los rusos se ponen muy nerviosos. Sus ojos se abren como si fueran a salirse de las órbitas y les piden avergonzados que se callen. Que no repitan eso y que nadie vaya a escucharlos.

La población rusa es muy religiosa, como lo demuestra la cantidad de iglesias que hay, todas muy hermosas con sus cúpulas doradas. Por ende, les cuesta entender que Uruguay sea un país laico. No pueden comprenderlo.

Ayer, al llegar a Rostov del Don, los uruguayos se encontraron con un escenario diferente a la fría Ekaterimburgo donde todo era muy prolijo y meticuloso. Rostov es diferente, y no sólo porque el clima es mucho más cálido, es bastante más desprolija y más parecida a Montevideo. El río Don tiene playa, pero muy pocos se bañan porque es bastante sucio.

El único inconveniente que tienen los hinchas es que les cuesta mucho dormir. Y no sólo porque es de madrugada y aún hay luz, sino porque continúan acostumbrados al horario de Uruguay y aunque se acuesten les cuesta conciliar el sueño. De todos modos, eso no impide sueñan con una goleada ante Arabia Saudita.

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