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La goleada que puso a la Celeste en marcha en 2010

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Forlán en Sudáfrica 2010. Foto: Archivo El País.
GERARDO PEREZ / DIARIO EL PAIS

RECUERDOS MUNDIALISTAS

El triunfo por 3-0 ante Sudáfrica fue el puntapié para una gran Copa del Mundo en el continente africano.

P ara Uruguay, Sudáfrica 2010 empezó realmente el 16 de junio, con el triunfo sobre Sudáfrica por 3 a 0. Desde esa noche el equipo se sintió fuerte como para lanzarse detrás de un sueño.

El debut ante Francia, el 11 de junio, fue entonces el prólogo de la campaña. Se jugó de igual a igual con los entonces subcampeones del mundo, pero no se pasó del empate a cero. Incluso la expulsión de Nicolás Lodeiro (80’) obligó a extremar las precauciones.

El rendimiento no conformó a Tabárez, que para enfrentar a Sudáfrica en Pretoria modificó el equipo. Dejó de lado el 3-5-2 inicial para pasar a un 4-3-3, aunque bastante elástico. Salió del equipo Ignacio González, cuyo fútbol se extrañó, y colocó a Edinson Cavani. El técnico confió en que la exuberancia física de Cavani le permitiera cubrir un amplio espacio de terreno, que iba casi desde el área celeste hasta el área rival. Y así el salteño se convirtió en una pieza clave, aún con el sacrificio que ello representaba para un goleador.

Sudáfrica había empatado el partido inaugural ante México y basaba sus aspiraciones en un antecedente histórico: hasta entonces, todos los equipos anfitriones habían superado la primera fase de los mundiales. Después se comprobó que su fútbol era limitado, aunque se despidieron del torneo ganándole a Francia.

Otra clave fue la forma en que Diego Forlán se relacionó con la Jabulani, la pelota oficial de aquel Mundial: mientras a otros jugadores le costó descrifrar el caprichoso vuelo del balón, el rubio delantero lo aprovechó a las mil maravillas para convertir goles espectaculares.

Y se vio ya a los 24’, cuando Uruguay comenzaba a mostrar su superioridad. Forlán recibió un pase a unos 30 metros del arco. Giró y de inmediato remató. El balón pegó en la espalda de un rival y bajó de golpe para meterse en la red. Después, los celestes controlaron el partido casi con comodidad, pero el triunfo no estaba sellado. Cuando faltaban diez minutos apareció otro gran protagonista de aquella campaña. Luis Suárez se metió al área y el arquero Khune lo derribó, arrojándose con los dos pies hacia adelante. Fue penal (además de tarjeta roja) y nuevo gol de Forlán.

Y quedaba más. Ya en los descuentos, “Palito” Pereira aprovechó un centro de Suárez y un poco con la cabeza, otro poco con el pecho y finalmente con la zurda convirtió el tercero.

Había sido la primera victoria uruguaya en una Copa del Mundo desde 1990. También la primera por más de dos goles de diferencia desde 1954. Dos datos que daban espacio para la confianza. Pero faltaban partidos todavía más emotivos.

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