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Argentina, un golazo y un bidón para el triunfo

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El gol del clásico: el momento que Claudio Caniggia se escapa de Taffarel.

RECUERDOS MUNDIALISTAS

A 28 años del episodio del Mundial Italia 1990 en el clásico de América entre la albiceleste y Brasil, cuando el lateral brasileño tomó agua con "un gusto extraño" ofrecido por un auxiliar argentino.

Argentina llegó a Italia 90 con el título mundial bajo el brazo, Diego Maradona en la cancha y Carlos Bilardo en el banco. Pero la defensa de la corona empezó mal: perdió ante Camerún el partido inaugural. A los tropezones logró superar su serie, aunque por la vía que daba entonces el reglamento de meterse entre los mejores terceros.

Eso determinó que ya en octavos de final tuviera que cruzarse con Brasil, otro de los favoritos. Los verdeamarillos, entonces dirigidos por Sebastião Lazaroni, un cultor de las tácticas y el esfuerzo antes que del jogo bonito, había ganado su grupo sin maravillar. “Estamos en la era Dunga”, definió el técnico, poniendo como símbolo al mediocampista, más empeñoso que brillante, que luego como entrenador sostendría un estilo similar.

El encuentro se disputó en Turín el 24 de junio, un día de intenso calor. Esa tarde, por fin, apareció el gran fútbol de Brasil, que dominó ampliamente. Pero la pelota rebotaba en los palos o pasaba cerca del arco de Sergio Goycoechea sin terminar de entrar.

Cuentan que en la charla técnica del entretiempo Bilardo se limitó a decirle a sus jugadores: “Muchachos, no se la pasen a los de amarillo, que son los contrarios”.

En el segundo tiempo no cambió el panorama. Rara vez Argentina pudo pasar la mitad de la cancha. Pero faltando 10 minutos, Maradona tomó la pelota y avanzó hacia el arco brasileño. Estaba jugando con un tobillo lastimado, pero aun así, era Maradona. Cuatro brasileños fueron a marcarlo. Y entonces Diego hizo el pase magistral a Claudio Caniggia, que se fue solo, eludió al arquero Taffarel y convirtió el gol del triunfo.

Brasil quedó eliminado justo el día que mejor jugó. La lápida al sistema de Lazaroni la puso la revista Placar, que tituló “Era Maradona”. Sí, el talento se terminó imponiendo sobre el vigor.

Sin embargo, las quejas brasileñas se dirigieron pronto hacia un episodio extraño: el lateral Branco se quejó de haber sufrido una extraña somnolencia luego de tomar agua de un bidón ofrecido por un auxiliar argentino. Fue en el minuto 39 del primer tiempo. Un argentino cayó lesionado y sus compañeros aprovecharon para refrescarse. El funcionario apodado “Galíndez”, por su parecido con el excampeón mundial de boxeo, llevó dos bidones, pero a los suyos solo les dio de uno.

“Vascooooo, de ese no, de ese no, del otro...”, gritó Maradona a Julio Olarticoechea. De ese recipiente solo bebió Branco.

“Noté un gusto extraño y me sentí atontado”, declaró luego el brasileño. Se habló del tema, pero la Confederación Brasileña de Fútbol no presentó reclamo formal ante la FIFA.

El paso de los años fue descorriendo el velo sobre aquellos hechos. En un programa de TyCSports, Maradona comentó: “Alguien picó Royphnol y se pudrió todo...”, en referencia a un sedante de uso psiquiátrico. Según la prensa argentina, “Galíndez” le echó al agua ese sedante por orden de Bilardo. El técnico fue consultado por la revista Veintitrés y respondió: “No sé, no sé (quién fue)... No digo que no haya pasado, ¿eh?”.

Branco recordó así el caso: “El ‘jueguito del bidón’ pudo haber acabado con mi carrera deportiva. ¿Se imaginan si después de ese partido me convocaban para un examen antidopaje? ¿Qué habría sido de mí? ¿Cómo habría explicado la presencia de esa sustancia en mi organismo? Lo que me hicieron fue irresponsable y pudo tener consecuencias terribles”.

Argentina, siempre a los tropezones y por penales, llegó a la final con Alemania, y perdió por un penal muy discutido.

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