MI OPINIÓN
FERNANDO PARRADO
Desde mis inicios en la conducción de automóviles deportivos, siempre lo hice prescindiendo de cualquier tipo de ayuda electrónica… Sólo tres pedales y cajas manuales. También he podido conducir autos extraordinarios, con potentes motores V12, híbridos, con 1000 HP, y aún más!!!
Debo confesar que en más de una oportunidad, con el afán de tentar los límites y la performance de algún vehículo antiguo, me he encontrado casi al borde del desastre. Hoy en día, los superautos como Ferrari, McLaren, Porsche, Lamborghini, etc., cuentan con sistemas electrónicos tan sofisticados que hasta el conductor menos experto, creería tener el auto bajo control. Gracias a esta tecnología, hemos aligerado la carga de nuestros “ángeles guardianes” en la protección de nuestras vidas.
Por eso, en la actualidad, cuando vemos a un conductor de un superauto “quemando gomas” y “derrapando a la salida de una curva”, no es que estemos frente a un piloto excepcional, sino que es la magia del “software” (la computadora juzga la información del volante y el acelerador, comprendiendo que el derrape es intencional), que le ayuda a hacerlo mejor y en forma más segura.