EN EL ÁREA

Jugar un Mundial no se da todos los días. En cualquier deporte es algo único y más para un uruguayo. Pero cuando esa recompensa llega, la alegría es enorme.

Muchos desconocen por completo el esfuerzo, el amor, las ganas y la energía que los jugadores de handball le ponen al día a día. Entrenar, estudiar, trabajar, competir, dejar un poco de lado las salidas, los amigos y la familia porque el deportista amateur tiene que dar siempre un poco más. Un plus. Y nadie lo obliga. Es su sueño. Todo procurando un objetivo que muchas veces quedó trunco, pero no por eso olvidado.

Hoy, el handball masculino da un paso enorme y por primera vez jugará un Mundial de mayores. Que los resultadistas no esperen una seguidilla de triunfos, pero que se queden tranquilos porque este grupo de jugadores dará el máximo para competir y sobre todo, disfrutar de algo inédito. Algo por lo que tuvieron que trabajar el doble para conseguirlo y hoy están ahí, codeándose con los mejores jugadores del mundo.

Que esta oportunidad, además de ser una instancia de crecimiento y disfrute, sirva también para posicionar al handball a nivel nacional a través de una vidriera mundial. Que renazca el entusiasmo y que empiecen a brotar nuevas generaciones para emular y lograr lo que este grupo consiguió.

Vayan, disfruten, enfrenten a los cracks, ganen, pierdan, compitan. Vivan esa experiencia única y sáquenle jugo al Mundial.