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Nunca visto: el mundo paró todo el deporte

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Segunda Guerra Mundial

CRISIS SANITARIA

Ni siquiera las dos guerra mundiales significaron la paralización total de las competencias, porque en América la actividad continuó

Ni las dos guerras mundiales del siglo XX consiguieron tanto como la actual pandemia de coronavirus: paralizar prácticamente todo el deporte del planeta. Aquellos fueron conflictos verdaderamente globales, pero en muchas partes la vida diaria sufrió pocas o ninguna alteración, por lo cual se siguió jugando al fútbol, al básquet o corriendo en bicicleta.

Por supuesto, todo ha cambiado mucho desde 1945, cuando los aliados vencieron a las potencias del Eje. La agenda del deporte se hizo verdaderamente internacional, con ese alcance que este año llevó en pocos días al covid-19 de un mercado chino a Europa y luego al resto de la Tierra.

La Primera Guerra Mundial obligó a cancelar los Juegos Olímpicos de Berlín 1916. Helsinki (luego de la renuncia de Tokio) 1940 y Londres 1944. Los Juegos en la capital inglesa se terminaron realizando cuatro años más tarde, bajo notoria austeridad. Por este segundo conflicto también quedó sin disputa la Copa del Mundo en 1940 y 1944.

Pero mientras Europa y otras partes del mundo se desangraban en esas guerras, América del Sur permanecía en general en paz. La década de 1940, por ejemplo, tuvo ediciones de la Copa América casi todos los años. La principal restricción por aquí la sufrieron los deportes motorizados, por escasez de combustible y otros insumos.

Más vasta que las guerras fue quizás la pandemia de gripe española de 1918, que provocó alrededor del mundo entre 20 y 40 millones de muertos (algunas estimaciones elevan la cifra a 50 millones). En Uruguay, que entonces contaba con un millón y medio de habitantes, fueron alrededor de 6.000 víctimas. La consecuencia deportiva más importante fue la suspensión de la Copa América, prevista para ese año en Río de Janeiro. Se terminó jugando en 1919. En Uruguay la actividad futbolística se desarrolló hasta el final, aunque se suspendieron algunos partidos, entre ellos un clásico.

En tiempos recientes, la epidemia de gripe A de 2009, que afectó en particular a México, alteró la disputa de la Copa Libertadores. Por los octavos de final, Nacional tenía que medirse con San Luis, en tanto San Pablo lo debía hacer con Chivas. La Conmebol decidió obligar a los mexicanos a jugar como visitantes, a lo cual se negaron. La federación mexicana se negó y rompió relaciones con el fútbol sudamericano. Nacional y San Pablo se clasificaron sin jugar.

Cuando el ébola se extendió en África entre 2014 y 2018, el seleccionado de las Islas Seychelles se negó a recibir al de Sierra Leona por la Copa África, por lo cual fue eliminado de oficio. Pero poco después se suspendió el fútbol en Sierra Leona y no pudo seguir en la competencia.

Un poco antes, un brote de cólera en la zona de Nápoles en 1974 determinó que el campeonato italiano se iniciara un mes más tarde.

La Primera Guerra Mundial hizo parar prácticamente todo el deporte europeo entre 1914 y 1918. Los torneos de tenis de Roland Garros y Wimbledon, por ejemplo, no se hicieron. Las ligas locales de fútbol también, aunque en Inglaterra el torneo de 1914-1915 se llegó a jugar, con la intención de que representara una distracción para la población. Muchos futbolistas fueron enrolados en los ejércitos de las naciones contendientes y no pocos de ellos quedaron para siempre en los campos de batalla.

El panorama fue parecido cuando en 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial. La liga inglesa se canceló con solo tres fechas disputadas, aunque se mantuvieron algunos torneos regionales. Eso sí, se limitó la asistencia de público a 8.000 espectadores, bajo el temor a los bombardeos alemanes. No era un miedo infundado: varios estadios, incluyendo Old Trafford del Manchester United y Highbury del Arsenal sufrieron destrozos por bombas.

En Estados Unidos, por entonces, el béisbol era el deporte más popular. El presidente Franklin D. Roosevelt pidió entonces a los equipos que siguieran jugando para distraer a la población. También numerosos jugadores fueron llamados a filas.

El conflicto significó un impulso para el béisbol femenino profesional, pues colaboraba con ese objetivo. El deporte en la costa oeste, sin embargo, se vio reducido porque se temían bombardeos japoneses.

La Liga española no paró por ese conflicto, ya que el país no intervino. Pero el deporte ya había tenido allí su paralización durante la Guerra Civil (1936-1939).

Las guerras afectaron al deporte hasta en detalles. Cuando en 1998 se inició una remodelación del estadio del Borussia Dortmund, los obreros encontraron una enorme bomba sin detonar. Dos años más tarde, ocurrió lo mismo en el Olímpico de Berlín.

La Guerra Civil de 1904 hizo suspender el campeonato pero igual hubo fútbol

La última guerra civil en Uruguay fue la de 1904, con el alzamiento de las tropas de Aparicio Saravia contra el gobierno de José Batlle y Ordóñez. El episodio conmovió a casi todo el interior del pais, pero los efectos en Montevideo fueron menores. Si bien la Copa Uruguaya de ese año se suspendió, el fútbol continuó. Hubo futbolistas, sobre todo los partidarios de los blancos, que escaparon a Argentina para zafar del servicio militar del gobierno. El programa de amistosos, que era más extenso que la propia liga, se mantuvo. Pero también hubo un partido oficial y otro de la Selección.

El 28 de agosto de 1904 se disputó la final pendiente del campeonato de 1903, que Nacional le ganó al CURCC por 3 a 2. Además, el seleccionado (todavía no celeste) enfrentó el 14 de julio al Southampton, el primer club profesional inglés que llegó al Río de la Plata y ganó 8 a 1 ese día.

Los golpes de Estado de 1934 y 1973 no detuvieron al fútbol. Pocos días después de la quiebra de las instituciones en 1973, por ejemplo, se jugaron en el Estadio Centenario dos partidos por las eliminatorias para el Mundial 74.

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