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Con nostalgia, Beijing ya piensa en otra cita olímpica

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Turistas se sacan fotos en un cartel de Beijing 2008. Foto: Reuters

CHINA

La capital china celebra con nostalgia el décimo aniversario de los Juegos Olímpicos de 2008, el gran acontecimiento que abrió la ciudad al mundo, aunque pensando más en el futuro que en el pasado, porque ya afronta una nueva cita deportiva internacional: los Juegos de invierno 2022.

Una exposición en el Nido de Pájaro -el apodo que acabó convirtiéndose en nombre oficial del Estadio Olímpico- y espectáculos nocturnos de luz y sonido en ese recinto son algunas de las actividades con las que la capital china recuerda que hace 10 años atrajo durante tres semanas los focos del planeta.

El octavo día del octavo mes de 2008, a las 8 horas y 8 minutos de la tarde -conjurando al máximo el número de la suerte para la tradición oriental-, Beijing dio inicio a unos Juegos que todavía son ejemplo de buena organización, en los que además acabó logrando por primera y hasta ahora única vez el primer puesto del medallero.

Una década después, el Parque Olímpico, donde el Estadio del Nido de Pájaro y el Cubo de Agua (sede de la natación) se han convertido en símbolos del Pekín del siglo XXI, siguen atrayendo turistas y nostálgicos de aquella cita deportiva, que para muchos marcó un antes y un después en la imagen internacional de China.

"Ayudó a que Beijing se construyera y desarrollase, y además cohesionó a la nación", recuerda a Efe junto al estadio Lidia Wang, una oficinista del mayor fabricante de aviones de China.

"El mundo conoce mejor China desde los JJOO", resume Zhou Hao, un periodista de 30 años, al volver la cabeza atrás hasta una quincena deportiva que acabó saliendo bien pese a la polémica que le rodeó en los meses previos a su celebración.

Las revueltas tibetanas de marzo de ese mismo año -cuya represión llevó a muchos a pedir el boicot contra Beijing 2008- o la campaña de organizaciones como Reporteros Sin Fronteras contra los Juegos en China rodearon de malos augurios la cita olímpica, aunque una vez comenzada esta el deporte dejó a un lado la política.

China además pudo coronarse como primera potencia deportiva con los 51 oros que consiguió -tres de ellos, en halterofilia femenina, se anularon años más tarde por dopaje-, aunque el país asiático no ha podido repetir esa hazaña y bajó al segundo lugar del medallero en Londres 2012 y al tercero en Río 2016.

Para el urbanismo de Beijing, los JJ.OO. supusieron el verdadero espaldarazo a la red de metro, entonces muy reducida, y hoy la mayor del mundo, y trajeron infraestructuras emblemáticas como la Terminal 3 del Aeropuerto Internacional (obra de Norman Foster) o la sede de la televisión estatal CCTV (de Rem Koolhaas).

Aún sobreviven carteles de Beijing 2008. Foto: Reuters
Aún sobrevivien carteles de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Foto: Archivo El País.

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LA INFRAESTRUCTURA

Hicieron construcciones de lujo

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Los apartamentos de la Villa Olímpica se vendieron a precio de oro, contribuyendo a una burbuja inmobiliaria que sigue convirtiendo Pekín en una de las ciudades más caras del mundo, y sobre las millonarias instalaciones deportivas persiste la duda de si realmente han sido amortizadas.

El Estadio del Nido acoge conciertos, amistosos veraniegos de equipos de las ligas europeas o eventos de lo más variopinto, desde competiciones hípicas a fiestas con nieve artificial en invierno, pero su uso sigue siendo esporádico y es más bien una atracción turística que cobra entrada a los visitantes.

A su lado, el Cubo de Agua sufre un sino similar, aunque algunas de sus piscinas están abiertas al público y hasta ha sido la sede de programas televisivos en los que famosos chinos se lanzan desde un trampolín.

Mayor uso tienen al norte las instalaciones del tenis (que se pensó serían temporales pero acabaron ampliándose para ser cada octubre sede del Abierto de China) o el edificio que acogió la esgrima, reconvertido en un enorme Centro Nacional de Convenciones que todos los meses tiene exposiciones y conferencias.

"En esta zona la atmósfera sigue siendo muy deportiva, la gente viene aquí a nadar y hacer ejercicio", señala a Efe Xu Jie, una administrativa de unos 40 años.

CAPACIDAD

Son cracks en lo organizativo

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Los JJ.OO. de Beijing sirvieron para demostrar la enorme capacidad organizativa de China en lo deportivo que no se detuvo allí y prosiguió con otras competiciones como los Mundiales de Natación de Shanghái 2011 o los de atletismo de 2015, también en el Nido de Pájaro pequinés.

En 2019 llegará a China el Mundial de básquetbol, tres años después Beijing y estaciones de esquí de sus afueras tendrán los Juegos de invierno -la capital china será la primera ciudad de la historia en tener JJ.OO. de verano e invierno- y, a más largo plazo, el gran sueño de los chinos es un Mundial de Fútbol, quizá en 2034.

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