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Juan, el golf y su sueño

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Juan Álvarez
Archivo El Pais

Álvarez es el uruguayo mejor rankeado de la historia; ahora, va por más.

Estar adentro del club evita que andes por ahí, en la calle. Es a lo que me estoy dedicando. Hoy, el golf es mi vida", dice Juan Álvarez, el número uno de Uruguay con apenas 21 años. Además, se encuentra en el puesto 150 del ranking mundial amateur, posición que nunca alcanzó un uruguayo. El segundo celeste que aparece en el ranking está debajo de la posición 1.000.

"El golf me cambió el carácter y cómo encarar la vida. Te hace más racional, cada cosa que tengo que hacer la pienso. Antes, las hacía así nomás, pero él (Ruben Llanes, director de la Escuela de Golf), me abrió un montón de puertas y todo lo que hago ahora lo tengo que pensar antes. Sobre todo porque tengo como meta dedicarme profesionalmente al deporte", explica Álvarez a Ovación en la sala del Club de Golf de Punta Carretas.

Su vida golfística no comenzó allí sino muy lejos —a un viaje de hora y media en ómnibus o de 20 minutos en moto—, en el Cerro. Más precisamente en el Club de Golf del Cerro.

Juan era vecino del campo e hijo de un caddie del lugar. Desde chiquito se sintió atraído por cómo los jugadores le pegaban a "la pelotita". Sobre todo cuando paseaba caminando por las canchas, con su padre.

Sobre sus inicios, expresó: "Al principio no me querían dejar jugar en la escuelita, no podía entrar porque no me querían. De repente cambió el presidente y él me dijo que sí podía. Entré y me empezó a gustar no solo verlo, sino jugarlo. Además, me decían que jugaba bastante bien".

Como en la mayoría de las historias de amor entre un niño y el deporte en el que está destinado a triunfar, hay una persona que lo atrae y que toma como referencia, incluso al punto de idolatrarlo. Para Álvarez, ese jugador que él veía desde chico, admiraba y quería ser como él, era Diego Pérez, quien actualmente es su profesor en la Escuela de la Asociación Uruguaya de Golf (AUG).

"Él iba a jugar al Cerro y todos me hablaban que era muy bueno. Siempre que iba a jugar, lo seguía. Quería jugar como él. De chico era muy tímido pero hablaba mucho con mi padre, siempre le dije que quería jugar como esa persona, porque ni siquiera lo conocía. Después, con el tiempo me di cuenta de quién era, de su importancia y lo tomé como referencia. Por eso también siempre le quise ganar, por lo bueno que era… Una vez le gané, por lo menos", dice entre risas.

Cuando habla de Pérez, es cuando se suelta a hablar con confianza. La timidez que él dice tenía de niño, se encuentra aún latente en este joven. Le cuesta entrar en confianza. Primero observa, después habla, como lo hace en la cancha de golf. Excepto cuando el tema de conversación pasa a ser su referente en el gol y el Cerro.

Hijo de una docente del liceo del barrio y de un caddie del Club de Golf que además trabajaba en el antiguo frigorífico, donde se está construyendo el nuevo puerto, Juan es el menor de siete hermanos, cuatro mujeres y tres hombres. Hoy vive con su hermana mayor, en el mismo Cerro. Tanto es su amor por el barrio que desde chico tomó como el mejor torneo y el de referencia a ganar, el Abierto del Cerro. "Ganarlo era una de mis metas. La primera vez que lo hice fue a los 13 o 14 años. Ahora, por suerte, ya lo gané varias veces".

Álvarez continuamente destaca a Ruben Llanes y el trabajo en conjunto que está realizando junto a los profesores en la Escuela de Golf. Él comenzó su trabajo allí hace diez meses, cuando llegó a Uruguay de su Argentina natal. Antes, trabajó en la Escuela de su país por 16 años y diez fue su director. Rubén cuenta que al llegar "primero hicimos un estudio de la cantidad de jugadores que tiene Uruguay, cómo entrenaban y qué era lo que estaban haciendo antes. Desde febrero pusimos un plan nacional donde estamos mejorando las competencias, los entrenamientos y las etapas de un jugador de alto rendimiento. Comenzamos desde la base, desde los chiquitos de seis años".

Junto con su entrenador, Juan se propuso dos metas: "Una es jugar en el alto rendimiento. La segunda, que es más difícil pero creo que posible, es quedar entre los 50 mejores del mundo".

Como principal competencia en el futuro cercano tiene el Latin American que se jugará en Punta Cana en enero del año que viene. En ese torneo juegan los mejores 150 del ranking mundial, por lo que ya está clasificado. Previo, tiene ocho torneos confirmados de preparación.

Para lograr los objetivos, entrena de martes a viernes más de cinco horas diarias y los fines de semana compite.

"Antes entrenaba martes y jueves de 15 a 17, que no era nada. Lo que cambió es que ahora, desde que llegó Ruben subió la carga horaria y el tipo de trabajo. Es más amplio. Me siento más cómodo con mi juego y más parejo en las vueltas" afirma.

Llanes dice: "Se les triplicaron las horas. No solamente a él sino a todo el grupo de chicos que está compitiendo en mayores. Además, le agregamos entrenamientos físicos y una dieta alimenticia. Todo esto es colaboración de la AUG y del club para que todo funcione mejor".

El juvenil golfista, quien recientemente ganó un abierto en Porto Alegre y está trabajando duro de cara a los próximos torneos internacionales sueña con volver a ser profesional y vivir del golf.

Ruben lo describe como "un chico muy talentoso, que logró hacer y demostrar cosas con su golf que otros no. Muchas veces se ve al deporte como elitista. Él es una muestra de que cada vez lo es menos. Es un chico que ha sobrepasado barreras y debe mantener el hambre para marcar historia. Pero antes, debe estar preparado. Juntos decidimos que será profesional cuando esté pronto. No antes".

Mientras tanto, esta promesa que cada vez es más realidad, sigue entrenando seis horas diarias en el Club de Golf. Sueña con ser profesional y poder vivir del golf, como lo hizo su referencia (Pérez). Seguramente su hambre, potencial y esfuerzo lo lleven a serlo. Y su moto GS, que viaja todos los días 25 minutos del Cerro hasta Punta Carretas, también.

RACIONAL.

"Tenés que pensar y después actuar para jugar bien. Eso después lo incorporás a tu vida. El golf te hace ser más racional".

DRIVE.

Es uno de sus puntos fuertes según Juan. Este es el golpe largo con el que se ejecuta la primera jugada desde la salida del hoyo.

PUTT.

Es el otro golpe, punto fuerte de su juego. Consiste en golpear la bola con el green del palo para hacer rodar la bola y embocarla en el hoyo.

RECUPERÓ EL TOUCH.

Juan asegura que se volvió a sentir cómodo con su juego después de mucho tiempo y que recuperó el toque.

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