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¿Quién es Iga Swiatek? La ganadora de Roland Garros empezó en el tenis por su hermana

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Iga Swiatek, ya más tranquila en el vestuario con la copa. FOTO: AFP.
CORINNE DUBREUIL

TENIS

Al principio se enojaba cuando no la invitaban a los torneos juveniles pese a ganar varios campeonatos, pero lo entendió: "Entonces decidí que lo que tenía que hacer era ser mejor cada día".

Iga Swiatek, ya más tranquila en el vestuario con la copa. FOTO: AFP.
Iga Swiatek, ya más tranquila en el vestuario con la copa. FOTO: AFP.

El deporte está en las venas de la familia Swiatek. Desde hace un par de semanas todo el mundo puede ver que Iga hace lo que quiere cuando tiene una raqueta detenis en su mano derecha. Claro, no se llega a ser la flamante campeona de Roland Garros de casualidad o por arte de magia. Detrás de la joven maravilla hay un historial que comenzó hace varios años en Varsovia, entre la amplia variedad arquitectónica de la capital de Polonia. Un derrotero que en el fresco otoño de París la convirtió en el primer o primera tenista de su país que levantó un torneo de Grand Slam. Seguramente sea el inicio de algo grande. El primero de sus ascensos a la cumbre.

Sucede que la nueva reina de París, de apenas 19 años, empezó a jugar a este deporte porque quería parecerse a Agata (22), su hermana mayor, que llegó a jugar algunos torneos del circuito ITF. La seguía, la idolatraba. Son fieles compinches. Hijas de Tomasz, remero olímpico en los Juegos de Seúl 1988, ambas se inclinaron por el tenis. Pero con el correr de los años sus caminos se separaron: hoy Agata estudia odontología. La más pequeña, en tanto, se encamina para hacer historia en las canchas del deporte que adoptó porque quería vencer a su gran compañera en la vida.

Sin aparecer en la clasificación y ubicada 54 del ranking femenino (desde el lunes será 17), Swiatek (31 de mayo de 2001) arrasó en cada uno de sus siete compromisos en Francia con el aplomo de una veterana. En el ultimo, con un 6-4, 6-1 sobre Sofia Kenin en la final de Roland Garros. Así, vale remarcarlo, Iga le dio a Polonia su primer título de singles en un cita de Grand Slam. Historia pura para el deporte de esa nación. "Esto es una locura. Hace dos años gané el dobles en juniors y ahora estoy aquí... Siento que fue ayer", dijo sonriente en la entrega de premios.

Feliz tras la final, le pidió permiso a las autoridades de Roland Garros para ir a abrazar a su familia, que estaba ubicada en uno de los palcos. Quería saltearse por un rato los protocolos del Covid-19. Lo mismo hizo, exultante, cuando se corrió un poco el barbijo y le estampó un beso enorme al trofeo Suzanne Lenglen. "Estoy feliz por la presencia de ellos aquí. Fueron muy importantes en el camino, me educaron y mi papá me enseñó a ser profesional", sostuvo Iga. Emocionada, no quiso profundizar en todo lo que significa su entorno. A esas alturas ya le costaba soltar las palabras.

Tomasz siempre buscó que sus dos hijas practicaran deporte, preferentemente alguno individual, para tener un mayor control de las acciones. Primero Iga probó con la natación, aunque se pasó al tenis porque veía todo el tiempo cómo Agata andaba a los raquetazos por la casa. Y se propuso que quería ganarle adentro de la cancha. La hermana mayor tuvo un recorrido principalmente en los torneos juveniles y llegó a ubicarse en el puesto 1327 del ranking junior en junio de 2014. Dejó de jugar en 2016 debido a una lesión, además de su interés por comenzar a estudiar. Hoy reside en Lublin y asiste a la Universidad en esa ciudad polaca. "Trabajar duro", uno de los lemas familiares. Ellas lo tenían claro.

La polaca le dio el primer Ronald Garros a su país. FOTO: AFP.
La polaca le dio el primer Ronald Garros a su país. FOTO: AFP.

Versátil y capaz de lucirse en cualquier superficie. El paso de la nueva campeona de Roland Garros fue tan sorprendente como avasallante en París, a tal punto que en la capital francesa ganó su primer título. Sí, en un Grand Slam. Dejará de ocupar el lugar 54° del ranking para meterse dentro de las 20 mejores (quedará 17°). Y vale la pena profundizar en los números de la ganadora: Swiatek perdió sólo 28 games en el torneo, la menor cantidad desde Steffi Graf en 1988. Lógicamente, no cedió sets. Y dejó en el camino a la gran favorita Simona Halep, campeona en 2018; también a Marketa Vondrousova, Su-Wei Hsieh, Eugenie Bouchard, Martina Trevisan y la argentina Nadia Podoroska.

Con un temple de acero, aplomo, frescura y una cabeza muy madura, Swiatek añadió a su entorno a una persona fundamental en este desarrollo: la psicóloga Daria Abramowicz. La tenista considera que esta faceta es muy relevante en el deporte profesional y por lo tanto trabajan juntas de manera estrecha. "Antes lo hice con otras personas, pero creo que Daria es la ideal. Me entiende bien, me conoce mucho y puede leer mi mente, lo cual es extraño", remarcó la jugadora.

"Ella navega, tiene experiencia en los deportes y fue entrenadora. Es completa. Creo que mi psicóloga me hizo más inteligente. Sé más sobre deportes y sé más sobre psicología. Ahora puedo entender mis propios sentimientos y puedo decirlos en voz alta. Es decir, Abramowicz generó que mi nivel de confianza sea más alto", analizó Swiatek.

Fanática del Legia Varsovia y amante del fútbol, entrenada por el extenista polaco Piotr Sierzputowski, Swiatek también se refleja en Agnieszka Radwanska, la única jugadora de su país que llegó a ser número 2 del ranking mundial y trepó a la final de Wimbledon 2012. Aunque su gran ídolo es Rafael Nadal. "Tantas veces lo vi por televisión levantando la copa en Roland Garros. Y ahora estoy yo acá...", dijo tímidamente.

Swiatek hizo historia en París. FOTO: AFP.
Swiatek hizo historia en París. FOTO: AFP.

Talentosa y carismática, Swiatek luce una gran personalidad dentro y fuera de la cancha. Alguna vez mostró su fastidio cuando no recibió invitaciones a los torneos WTA, a pesar de sus grandes desempeños en juniors: fue campeona en singles en Wimbledon, conquistó Roland Garros en dobles y en la misma modalidad celebró la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018, en Buenos Aires. Inclusive, en el Obelisco portó la bandera de su país en la ceremonia inaugural.

La chica que reside en Raszyn, cerca de Varsovia, también levantó con su país la Fed Cup (ahora Billie Jean King Cup) entre las juveniles. "Es cierto que me enojé mucho al principio cuando no me invitaban, pero después me di cuenta de que era inútil enojarse. Siendo de Europa del Este o Central es complicado que te inviten. Entonces decidí que lo que tenía que hacer era ser mejor cada día", aseguró. Y vaya si lo está logrando.

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