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Aprendizaje ida y vuelta: la experiencia de la elite volcada al alumno

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Eduardo Gregorio y María Pía Fernández. Foto: Marcelo Bonjour.
MARCELO BONJOUR

CORREMOS

Los mediofondistas María Pía Fernández y Eduardo Gregorio se complementan a la perfección en su grupo de corredores: entrenamiento y rehabilitación.

No esperaron a dejar de correr. El gusto por entrenar lo tenían hace tiempo y lo implementaron hace menos de un año. María Pía Fernández y Eduardo Gregorio, dos de los principales atletas del Uruguay en carreras de medio fondo, abrieron su propio grupo de corredores en febrero tanto para personas que tienen el running como recreación como para las que lo quieren tener como una forma de vida.

“Gregorio Fernández entrenamiento y rehabilitación” es el nombre del grupo que se junta cada lunes, miércoles y viernes frente al mojón KM3 de la rambla (a la altura de Santiago de Chile) desde las 19:00. Ambos con capacitación de entrenador, con la experiencia de varias competencias nacionales e internacionales encima, y con el plus de la rehabilitación con los conocimientos de ella, que es estudiante de fisioterapia.

“Yo había hecho el curso de entrenador. Tengo 23 años y lo hice cuando tenía 16. Estaba en el liceo en Trinidad y viajaba los fines de semana a hacerlo acá (en Montevideo)”, comentó Fernández.

Gregorio ya tenía experiencia como entrenador en otro grupo de corredores, pero desde fines de 2017 tuvieron la idea de crear su propio grupo y en el tiempo que tuvieron lo fueron armando. “Nos llevó unos cuantos meses armarlo. Aprovechamos que los dos estábamos de vacaciones; entre la pretemporada y los entrenamiento íbamos trabajando en el grupo”, agregó ella.

Se tomaron su tiempo en armar todo, cada detalle. Diseñar el logo, hacer la logística y las redes sociales. “El logo es algo de los dos. Nos gustaba el prototipo de letra estilo universitario, por así decirlo, porque somos mucho de mirar atletismo estadounidense. Después Eduardo, que es diseñador, lo diseñó. Igual antes de llegar al logo final hicimos mil bocetos, les íbamos cambiando cosas. Es una pista que tiene la F y la G, difícilmente se entiende, es complicado, ja. Como somos atletas de pista nos gustaba esa idea”, explicó María Pía con entusiasmo.

Eso sí, el lugar fue lo más fácil. “Desde que soy niño vengo a entrenar acá”, explicó Eduardo. Además porque “no está bueno siempre correr por la rambla por el piso duro, entonces hacen la entrada acá en el pasto. Nos gusta generar conciencia”, añadió ella.

DIVISIÓN.

Su media naranja. Hace tres años y medio que están juntos como pareja, por lo que se conocen muy bien y en las tareas dentro del grupo se las reparten fácilmente. Pero además se complementan. “La de planificación de lo que corren la hago yo, ella hace la prevención de lesiones”, explica Gregorio.

“María Pía arma rutinas de fuerza, de fortalecimiento general; si alguien tiene algún dolor les hace recomendaciones”, agrega.

El estudio actual de María Pía los ayuda a tener los conocimientos para la rehabilitación y prevención. “Todo ese tema complementario”, explicó la atleta que tiene los récords nacionales de 1.500 y 3.000 metros. “Para nosotros es muy importante en el corredor la corrección de la técnica, ejercicios de fuerza específicos, de fortalecimiento para prevenir lesiones”, añadió.

Luego de la planificación del grupo comenzaron en febrero con pocos alumnos, pero ahora ya tienen más de 20. “Al principio teníamos un poco de nervios porque no es lo mismo entrenar o estudiar que llevar el estudio de entrenador a la práctica”, confesó ella. Pero admitió que “desde el primer momento tuvimos buena recepción de la gente”, algo que se nota en el ambiente del grupo, con el humor y el clima generado, incluso se juntaron hace poco a una comida grupal y ya están planificando la de fin de año. “Con Eduardo siempre decimos que la pasamos bárbaro, estamos deseando que llegue la hora de venir”, dijo Fernández.

Además en el aspecto deportivo tienen a los dos profesores como espejo. “Lo que más le gusta es que nos tienen como referentes. Es mutuo, ellos aprenden de nosotros y nosotros también aprendemos de ellos; les compartimos experiencias”, acotó ella.

PLANIFICACIÓN.

“Primero que nada lo que hacemos cuando llega alguien nuevo es hablar qué estaba haciendo, qué objetivos tiene, qué pretende con el grupo”, explica Eduardo, porque pese a ser 20 corredores las sesiones las hacen individuales.

“Cuando planteamos las actividades la idea es que no todos hagan lo mismo; los dividimos en grupos según la edad, las pruebas que corren, los ritmos. Les hacemos una determinada planificación que obviamente está basada en pruebas de resistencia porque es lo que vienen a hacer”, añadió.

Actualmente son más de 20 corredores, con algunos de ellos que “se están dedicando a esto y los intentamos ayudar, sabemos lo que es estar en eso”. Pero también “hay gente que no viene buscando tiempos, pero viene con todas las ganas y eso es lo mejor” para el ambiente del grupo. “Estamos contentos porque todos se llevan bien”, comentó él.

Para trabajar, los profesores les mandan una planilla a los alumnos marcando los ejercicios para cada día de la semana. “Normalmente depende de la persona. Hay gente que viene y te dice ‘quiero venir lunes, miércoles y viernes y no quiero hacer nada más’, pero hay otros que dicen ‘quiero entrenar todos los días por tal carrera’. Entonces armamos planillas individuales que se las pasamos por semana. El grupo es súper heterogéneo”, sentenció.

Además, como en todo grupo el corredor tiene la posibilidad de ordenar sus sesiones teniendo a un profesional que lo oriente con las prevenciones necesarias. “Tenemos esa mentalidad que correr no es ‘bueno, salgo y hago muchos kilómetros’. Hay un montón de cosas técnicas, de fuerza, ejercicios preventivos. Lo que le inculcamos a la gente es que hay que prevenir, por más que es pesado. Tratamos de enfocar uno de los días de la semana en eso”, declara Eduardo.

Hacen un complemento, “intentamos trabajar la fuerza, la resistencia y también la velocidad, pero en menor medida”, agrega.

A veces, cuando alguno de los dos tiene una competencia en el exterior, el otro se hace cargo de la sesión del grupo. Así suman experiencia como atletas y la vuelcan en el grupo; le enseñan a sus alumnos las bases del running y los hacen crecer, mientras ellos mismos también aprenden y crecen como profesores.

Los corredores, encantados con sus profesores-atletas

Tanto María Pía Fernández como Eduardo Gregorio están fascinados con sus corredores como los alumnos con sus profesores. “Clarisse (Bermúdez) hace poco entró en la elite de Uruguay”, dice Fernández señalando a una de las corredoras del grupo.

“Hace tres años estoy corriendo, en principio de modo recreativo y este año me uní al grupo. Hemos mejorado notoriamente. Empecé sin ningún objetivo, simplemente mejorar. Pero, dado que comencé a progresar rápido, nos comenzamos a fijar objetivos como para darnos motivación. El año pasado ya había corrido dos medias maratones y quería mejorar. Obtuve el primer puesto de mi categoría en la Half Maratón (01:40:16), fue tremenda sorpresa”, comenta Clarisse, que ve las ventajas de tener una entrenadora mujer. “Hablo cosas más personales. Además que cuando tuve que detenerme por una lesión, ella como estudia fisioterapia ayuda un montón”.

Por su parte, Rogelio, otro corredor del grupo, está en recuperación de una lesión de espalda. “Tengo un problema de lumbalgia de siempre, pero que desde que estoy entrenando me ha dado menos”.

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