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Alí-Marciano: la pelea con golpes fingidos decidida por una computadora

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Alí-Marciano

EPISODIOS INCREÍBLES

Los dos campeones invictos se "enfrentaron" en un estudio, como parte de un gran negocio

La fascinación humana por la inteligencia artificial no es nueva. Hace medio siglo, cuando las computadoras eran armatostes de enorme tamaño y reducida memoria, también se pensaba que podían resolver los grandes temas de la vida. Por ejemplo, las discusiones de boliche sobre quién era el mejor en cualquier deporte.

Así, en 1970 se realizó una “pelea por computadora” para decidir el mayor boxeador de la historia, cuyas imágenes llegaron a todo el mundo, incluso a Uruguay. El cerebro electrónico, como se le llamaba entonces, le dio la victoria a Rocky Marciano sobre Muhammad Ali, lo cual por supuesto no terminó con la polémica.

Con el tiempo se fueron conociendo más detalles de ese “combate”, que en realidad fue una teatralización, con los dos rivales fingiendo golpes en un estudio de televisión y un resultado resuelto en un escritorio. Para ser más precisos, fueron dos resultados: en la versión exhibida en Estados Unidos y el resto de América ganó Marciano, mientras que en Europa lo hizo Ali.

Esa certamen de fantasía resultaría demasiado ingenuo hoy, pero 1968 fue un éxito espectacular, emitido por radios en todo Estados Unidos. El empresario, entrevistado por la revista Sports Illustrated, exageró sobre las posibilidades de la idea: “Podríamos hacer más que deportes. ¡Guerras! ¡La Alemania de Hitler contra el Imperio Romano! ¡Napoleón contra Alejandro Magno! ¿Campañas electorales? ¡George Washington contra Franklin Roosevelt! ¡Abraham Lincoln contra George Wallace! ¿Y debates? ¡Sócrates enfrenta a Karl Marx! ¡Thoreau contra Jean-Paul Sartre! ¿Por qué no?”.

El “campeón” del torneo resultó Rocky Marciano (su nombre real era Francis Rocco Marchegiano), un notable pegador aunque de primitiva técnica, que se retiró invicto, con 49 victorias, de las cuales 43 fueron por vía rápida. En la final le ganó a Jack Dempsey.

Sin embargo, Muhammad Ali no quedó conforme y anunció que demandaría a Woroner por hacerlo perder ante Jim Jeffries, un campeón del siglo XIX que según él no estaba a su altura.

El publicista debía ser un tipo muy rápido y zafó de la demanda proponiéndole a Ali enfrentar a Marciano en un combate de computadora pero filmado. Le ofreció 10.000 dólares, una suma que le venía muy bien a Muhammad, por esos días impedido de boxear por su negativa a enrolarse para ir a la guerra de Vietnam, lo que le costó ser despojado del título mundial pese a seguir invicto y una larga lucha legal para volver a ejercer su profesión.

Marciano, de 45 años y retirado tres lustros antes, también aceptó. Para lucir más parecido a sus tiempos de campeón llevó adelante un duro entrenamiento que le hizo bajar 20 kilos y se puso un peluquín para tapar su calvicie.

Así, a mediados de 1969 los dos fueron convocados a un gimnasio de Miami, cuyas paredes fueron pintadas de oscuro con la intención de simular el ambiente de las viejas peleas en blanco y negro.

Las promociones de la “Súper Pelea”, como se la denominó, insinuaron que las imágenes habían sido armadas por la computadora en base a antiguos combates de ambos, algo imposible para la tecnología de 1969. En realidad, Ali y Marciano compartieron un ring a lo largo de 70 rounds de un minuto cada uno, durante los cuales simularon lanzar y recibir golpes. Algunos fueron reales, pero involuntarios, con las disculpas del caso. Y la sangre fue de utilería. Las crónicas de aquel episodio aseguran que ambos hicieron amistad tras el encuentro.

Se filmaron todo tipo de escenas, incluso varios posibles finales, con victoria de uno o de otro. Supuestamente, la NCR 315 fue cargada con infinidad de datos sobre los dos boxeadores y con opiniones de especialistas en boxeo. Entre round y round, la pantalla de llenaba de cifras para mostrar el supuesto trabajo de la computadora.

A fines de julio de 1969 se completó la filmación. Un mes más tarde, Marciano murió en un accidente aéreo.

La “Súper Pelea” se exhibió el 20 de enero de 1970 en mil cines de Estados Unidos y otros 500 en Canadá, México y Europa. A Uruguay llegó por televisión. La publicidad insistió en que sería una oportunidad única para verla, porque al otro día se destruirían todas las copias, salvo una. Está claro que no ocurrió eso: está disponible en YouTube.

Hasta ese día, nadie salvo Woroner y algún técnico sabía cuál era el resultado, ni siquiera Alí o Marciano.

Finalmente y en la pantalla Marciano, luego de ir en desventaja en los puntajes, lograba noquear a Ali en el décimo tercer round. Por supuesto, a Muhammad no le gustó nada. En declaraciones posteriores, aseguró que en un combate real le hubiera ganado, aunque admitió que algunos golpes “sin querer” de Marciano le habían dolido, por lo cual hubiera sido un adversario tremendo.

Muchos opinaron que Ali, mucho más alto y veloz que Marciano, lo hubiera vencido. Y más en los años 60, cuando se encontraba en su apogeo físico.

Algunos creyeron que el “fallo” fue un homenaje póstumo al infortunado Rocky. Otros especularon que en los Estados Unidos de hace 50 años ningún empresario se hubiera animado a darle el triunfo a un negro sobre un blanco, y justo a un negro que había desafiado al establishment. En Europa no existían tantos prejuicios y por eso el resultado fue distinto.

“Esa máquina la deben haber fabricado en Alabama”, ironizó alguna vez Muhammad, en referencia a uno de los estados considerados más racistas...

Algunos meses después, la NCR 315 predijo que el campeón mundial Joe Frazier perdería ante su desafiante Bob Foster. Frazier lo noqueó rápidamente y la computadora no volvió a opinar de boxeo. El negocio de Woroner se terminó, aunque, según se dijo, ya había embolsado dos millones y medio de dólares con la idea.

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