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Phelps regresa al agua

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Entrenando. Michael Phelps en la piscina de Río 2016, donde prepara su cuarta participación olímpica. Foto: EFE
PATRICK B. KRAEMER

El deportista con más medallas de la historia completará su transformación.

Apenas se colgó la medalla número 23 de su cuenta personal, el 4 de agosto de 2012 luego de ganar en Londres el relevo 4x100 estilos, Michael Phelps se prometió ser otro. Transformado en el deportista más ganador de preseas en Juegos Olímpicos, con 19 oros, 2 platas y 2 bronces, parecía que ya no tenía más retos deportivos por plantearse. Aquel sueño de algún día superar en cantidad de medallas a su compatriota Mark Spitz, ganador de siete medallas de oro en Munich 1972, ya lo había hecho realidad con creces incluso cuatro años antes, en Pekín 2008, cuando consiguió ocho.

En Londres su gran desafío era ser el atleta olímpico con más medallas. Para eso debía superar las 18 de Larisa Latyinina, la gimnasta soviética entre 1956 y 1964. Lo logró, por lo cual no había razones para seguir compitiendo.

Su imagen en un local de comida rápida dentro de la Villa Olímpica, degustando hamburguesas, papas fritas, batidos, postres y gaseosas era como el mensaje de que el deportista se terminó. La estricta dieta había llegado a su fin y ahora pasaba a ser un mortal más. Sin embargo, tanta liberación se transformó en libertinaje y un día su vida se le fue de las manos.

Ya no era solo comer y divertirse. Había caído en las garras del alcohol y en el vicio del juego. Todo lo bueno que había construido durante años de sacrificio lo estaba destruyendo en pocos meses. Su mérito fue haberse dado cuenta a tiempo.

Una noche fue arrestado y tuvo que pasarla en una celda de Baltimore. Ese fue un cachetazo que lo hizo despertar.

Dejó atrás su ciudad natal y la vida loca que lo estaba consumiendo, se comprometió con su novia Nicole Johnson y se fue hasta Phoenix (Arizona), porque en la universidad estatal estaba a cargo del equipo de natación su entrenador de toda la vida, Bob Bowman. A él recurrió para salir a flote.

Nació su hijo Boomer y de a poco su vida comenzó nuevamente a encarrilarse. Allí se dio cuenta que estar en unos cuartos Juegos Olímpicos luego de Atenas 2004, Pekín 2008 y Londres 2012 no era imposible. Y lo consiguió.

Su lucha por volver a ser el Phelps que siempre quiso ser ejemplo para los niños fue reconocido por sus compatriotas olímpicos, quienes lo eligieron como abanderado en el desfile inaugural.

El "Tiburón de Baltimore" se tira hoy nuevamente a la piscina. Sobre las 13.45 disputará por el andarivel 4 la tercera serie eliminatoria en la prueba de 200 metros mariposa. Entonces completará su transformación.

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Entrenando. Michael Phelps en la piscina de Río 2016, donde prepara su cuarta participación olímpica. Foto: EFE

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