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De niño quería volar y lo logró

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Felicidad. La de Thiago Braz tras superar al francés Lavillenie, dueño del récord mundial.
KAI PFAFFENBACH

Thiago Braz, el joven desconocido que ganó el oro en salto con garrocha.

A Thiago Braz, el brasileño campeón olímpico de salto con garrocha, siempre le ha fascinado volar. Quizás por eso hace un par de años invirtió parte del premio económico que ganó en una competencia para comprarse un avioncito teledirigido.

El mundo de la aviación enamora al joven de 22 años. Y de no haber sido deportista, hubiera sido piloto, como decía a veces de pequeño. Quizás por eso eligió el salto con garrocha, la disciplina atlética donde más alto se llega.

El camino hasta la medalla nunca fue fácil. Su madre le abandonó siendo niño y se crió con sus abuelos, a quienes considera sus padres. Al principio esperaba con una mochila en la espalda la llegada de su madre, hasta que se dio cuenta de que no iba a volver.

Al atletismo llegó de la mano de su tío Fabiano Braz, que fue decatleta. Tenía 13 años y ya entrenaba bajo la supervisión de su tío. Probó unos meses con el equipo de básquetbol del colegio, pero pronto regresó al atletismo y desde los 14 años le ha sido fiel.

Con 15 años contactó mediante el correo electrónico con Élson Miranda de Souza, marido y entrenador de la gran Fabiana Murer, y pronto empezó a prepararse con él.

El potencial era más que evidente y con apenas 16 años acudió a los primeros Juegos Olímpicos juveniles, en Singapur 2010, colgándose la plata, Ese año también fue oro en el Sudamericano juvenil.

El oro en el Mundial Junior de Barcelona en 2012 lo colocó en el mapa del salto con garrocha cuando tenía 18 años. Su primer gran cita en categoría absoluta fue el Mundial de Moscú 2013, donde se quedó en la ronda clasificatoria, igual que dos años más tarde en Pekín 2015. En medio había rozado la medalla, con un cuarto puesto, en el Mundial bajo techo de Polonia en 2014.

Ignorado.

Braz era y sigue siendo un desconocido para los brasileños a pesar de haber ganado la medalla de oro saltando 6,03 metros para superar al poseedor del récord mundial, el francés Renaud Lavillenie, y de convertirse en el primer hombre brasileño en ganar una medalla de oro en atletismo en 32 años.

Mientras saltaba, los residentes de Río estaban más preocupados por el partido de voleibol masculino de primera ronda entre Brasil y Francia.

"¿Quién?", dijo Joao Bina, de 43 años, un diseñador que miraba el voleibol por televisión en un bar de Río, consultado acerca de Braz.

"Nadie sabía quien era", dijo Nalbert Bitencourt, comentarista de la cadena brasileña SportTV y capitán del equipo masculino de voleibol que ganó el oro en Atenas.

"Cuando vi que estaba luchando por la medalla tuve que preguntar hey, ¿cuál es su nombre?. Sorprendió a todo el país", agregó.

TODO EN 2014.

Italia - Junto al mentor de Bubka.

El 2014 cambió todo para el brasileño dado que se trasladó a entrenar a Italia, a las órdenes del mítico Vitaly Petrov, mentor de Sergey Bubka o Yelena Isinbayeva.

Ese año también tuvo sinsabores: sufrió una fractura en la mano izquierda que le hizo pasar por quirófano.

Religión - "Aceptar lo que tenga dios.

El 2014 también fue muy importante para Thiago ya que se casó con Ana Paula Oliveira, atleta de salto largo que no logró clasificar a los Juegos. Los dos son muy religiosos. Cuando le preguntan sobre sus objetivos, Thiago responde: "Aceptar lo que Dios tenga para mí".

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Felicidad. La de Thiago Braz tras superar al francés Lavillenie, dueño del récord mundial.

JUEGOS OLÍMPICOS 2016AFP/ REUTERS

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