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Déborah Rodríguez: "Voy a correr hasta que me den las ganas y la energía"

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La alegría de Déborah Rodríguez tras avanzar a las semifinales de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Foto: EFE.

ENTREVISTA

La atleta uruguaya, que dice estar viviendo el "mejor año" de su vida intentará que 2021 también le permita lograr otro gran objetivo: correr los 800 metros en 1’59”

Deborah Rodríguez está feliz. Lo dice. Lo reitera. Extraña Uruguay, pero quiere aprovechar su gran momento físico y deportivo. Quiere que el 2021, el mejor año de su vida, según lo describió en el diálogo con Ovación, le permita alcanzar un gran objetivo: correr los 800 metros en 1’59”.

“Tokio fue una experiencia muy linda, divina, un poco extraña, obviamente, por esta cuestión de la pandemia, pero sin duda fue muy disfrutable. No te voy a mentir el camino fue difícil por cómo tenía que planificar una preparación en medio de una pandemia y donde entrar a Europa o a Estados Unidos, más a nivel competitivo, fue bastante duro y estresante. Se necesitaron un montón de permisos, de hisopados, regulaciones que te llevan a tener unos niveles de estrés que normalmente uno no tiene, pero valió la pena el esfuerzo. Tuve competencias muy buenas antes de Tokio que me ayudaron, no solamente a nivel físico sino también a nivel psicológico, a tener confianza en lo que veníamos haciendo. El haber corrido en dos minutos me dio mucha confianza y obviamente ahora busco mejorar esa performance y considerar que hay que seguir trabajando para lo que viene”.

Disfrutó la competencia, su brillante actuación, pero también reconoció que fueron unos Juegos Olimpicos más fríos. Y hasta con tensión y miedo. “Y sí, fue más frío y como más un trámite también. Era una cuestión de seguir toda un plan estricto. Antes de viajar a Tokio se definió que había que estar cuatro días antes de correr y dijeron corren y a las 48 horas después se tienen que ir. Todo muy protocolar, ‘compiten y se van’. El estadio también quedaba muy grande, desolado, sin la gente que le da una música a la competencia y una visibilidad diferente. Fue muy raro hasta el contacto con los otros deportistas, ni abrazos ni besos, fue todo como muy distante y sobre todo vivir con el miedo, porque hubo varios casos dentro de la Villa Olímpica que habían llegado con un test negativo y luego fueron positivos de coronavirus y se tuvieron que aislar. Estuve con algunos compañeros que estaban dentro de la Villa Olímpica a los que había visto entusiasmados porque en dos días competían y luego dieron positivo y se perdieron los Juegos. Había que cuidarse. Yo no me regalaba, al final no saludaba con cariño ni cercanía a nadie”.

Bruno Cetraro y Déborah Rodríguez encabezando la delegación de Uruguay en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Foto: EFE.
Bruno Cetraro y Déborah Rodríguez encabezando la delegación de Uruguay en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Foto: EFE.

"Todos los días nos hacían hisopados. Lo cual también traía la tensión de esperar el resultado"

Le costó, estuvo preocupada, la agobiaron los hisopados y la tensión de esperar los resultados, pero como siempre pone por delante todo lo positivo. “Obvio que me preocupó ese entorno, porque yo lo que quería era correr. Imaginate si se hubiese dado la situación de estar en Tokio y no poder correr, me hubiese querido matar. Obviamente que era una situación incontrolable, pero había que ocuparse y tratar de protegerse lo mejor que se podía. Pero me costó mucho no abrazar ni besar a mis amigos. Yo soy muy de contacto, soy cariñosa y para mí todo eso fue muy loco. Y los hisopados, eso sí que fue complicado. Todos los días nos hacían hisopados. ¡Todos los días! Lo cual también traía la tensión de esperar el resultado. Todo eso genera mucho estrés. De verdad los Juegos fueron maravillosos pero también muy estresantes. Yo dentro de todo había ido bastante preparada por las charlas y conferencias que se hicieron con el Comité Olímpico en las que se explicó de que forma iba a vivirse. Me fui preparando, aunque nunca dejó de ser incómodo. Igual yo siempre trato de mirar el lado positivo y gracias a Dios se hicieron los Juegos Olímpicos. Me preparé de la mejor manera y este el mejor año de mi vida, aunque todavía no lo terminé. Pude hacer mi mejor performance en lo previo, también en los Juegos Olímpicos, pude llegar a una semifinal y esto me dio mucha energía, mucha esperanza y ganas de seguir”.

Hoy se encuentra cerca de tocar el cielo con las manos, porque quiere ir a más. “Llegué a semifinal olímpica, pero hoy quiero más. Soy súper ambiciosa, quiero y deseo llegar a más. Esto me hizo entender también que no hay que tenerle el respeto a nadie dentro de una competencia, porque a veces uno ve los rivales, los resultados, los tiempos... pero las competencias luego son un mundo aparte. Pueden pasar cualquier cosa y eso me lo llevó a descubrir Tokio. En mi serie había chicas que eran favoritas, chicas que eran finalistas olímpicas seguras y no fueron nada. Cada competencia es un mundo y entender también que no hay que dar tanta relevancia a los antecedentes o las estadísticas. Eso me llevó a confiar más en el trabajo que uno hace y en el talento que uno tiene”.

"Voy a aprovechar esta condición física de la preparación que hicimos para Tokio para tener la oportunidad de buscar algo más, algún tiempo, alguna marca"

De Tokio a Europa, sin un pequeño viaje a Uruguay, porque lo primordial es continuar subiendo. Creciendo. “Primero fui a España, estuve compitiendo en Polonia, ahora estoy de nuevo en España y voy a correr unas semanas en Italia. Busco seguir mejorando, voy a aprovechar esta condición física de la preparación que hicimos para Tokio para tener la oportunidad de buscar algo más, algún tiempo, alguna marca, que es lo que me interesa. Voy a competir en dos carreras en Italia, la primera es en Padua y la otra en Roveretto, son carreras muy buenas a la que van atletas de primer nivel y para mí eso es importantísimo porque ahora estoy compitiendo en un nivel más alto del que estaba habituado a correr y eso a mí me favorece muchísimo. Mi objetivo es poder bajar los dos minutos, es lo que voy a buscar y estoy entrenando muchísimo para poder conseguir ese resultado. Y bueno poder posicionarme mejor en el ranking mundial y poder terminar este ciclo olímpico aún mejor de lo que ha sido. Esto es un sueño, pero soy así, consigo algo y quiero más. Poder correr en 1'59" para mí va a ser algo maravilloso. Sé que lo puedo hacer”.

Por eso el retorno a su casa, a su familia y sus amigos va a demorar dos semanas más. “Me quedo en Europa. Extraño a mí país porque hace cuatro meses que estoy fuera de Uruguay. Extraño a mi familia, a mis amigos, mi casa, mi tranquilidad, mi movimiento en Uruguay, pero no puedo dejar pasar una oportunidad como esta. El deporte son momentos y tengo que aprovechar el momento para seguir disfrutando de correr. En los primeros días de septiembre vienen las vacaciones. Estoy con un calendario haciendo cruces, un día menos para las vacaciones, pero poniendo también mucha cabeza en lo que queda. No puedo dejar de concentrarme en lo que tengo que hacer en las carreras, disfrutando estas dos semanas y huyendo un poquito del frío de Montevideo. Ya habrá tiempo, como dice mi entrenador, para ponerme al día con Uruguay”.

"Tengo 28 años, me está yendo bien, me va a ir cada vez mejor porque estoy generando una confianza en una disciplina que antes no tenía"

Tanta es la vitalidad que tiene, las ganas de subir un peldaño más arriba que ni se le cruza por la cabeza tirar la toalla. “Voy a correr hasta que me den las ganas y la energía. Tengo 28 años y hay gente que me ha dicho 'ya estás grande' y yo pregunto '¿grande de qué?'. Miren a Bekele (39 años) y Kipchoge (36) siguen corriendo y están en su mejor momento, ganando medallas. No hay que hablar de edad en el deporte. En lo personal me siento radiante, me siento espectacular. Tengo 28 años me está yendo bien, me va a ir cada vez mejor porque estoy generando una confianza en una disciplina que antes no tenía y voy a seguir corriendo mientras siga ganando y pudiendo representar bien a Uruguay. Con 28 años pude clasificar a mi tercer juego olímpico, ganar mi medalla de oro sudamericana en Ecuador, pude clasificar al Mundial del año que viene en Oregón y estoy preparada para otro ciclo olímpico. En el próximo ciclo olímpico voy a tener 31 años y soy como el vino, mientras más años mejor se pone. Si las condiciones son así voy a seguir corriendo hasta que me den las piernas y nada de preocuparme por el que dirán. Hoy en mi disciplina encontrás a mujeres con 35 años corriendo y están mejor que nunca. El otro día en una competencia en Polonia había una chica que había sido madre; dio a luz en enero, se preparó, clasificó y fue finalista en Tokio en 1.500 metros. Te das cuenta que quizás la forma de entrenar y prepararse ha cambiado mucho, los estereotipos deportivos también han cambiado mucho. Hoy hay atletas que son madres y vuelven. Yo estoy disfrutando de correr, de representar a Uruguay y mientras me den las piernas lo voy a seguir haciendo. Soy de las que vive con mucha intensidad el momento y el día que no me sienta bien lo voy a dejar. Hoy lo disfruto, por qué dejarlo”.

Llega la hora del descanso y vuelve a describir su alegría antes de despedirse. “Tengo una felicidad muy grande Estoy muy contenta. Voy a terminar de muy buena manera este año y el que viene es muy importante. Es un año de Iberoamericano, de Mundial, de Juegos Odesur. Es un año desafiante para seguir corriendo”.

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