JUEGOS OLÍMPICOS

A los 35 años, una medalla de bronce en los 400 metros de Tokio 2020le entregó a la velocista estadounidense Allyson Felix el título de leyenda olímpica. La californiana realizó un enorme esfuerzo en la última vuelta para llegar a los 49.46 y tras quedar por detrás de la bahameña Shaunae Miller Uibo (48.37) y la dominicana Marileidy Paulino (49.20), alcanzar su décima medalla olímpica.

Es un número especial. Representativo de una carrera olímpica mágica. Capaz de permitirle superar a Merlene Ottey como la mujer de atletismo que más preseas se pudo colgar del cuello. Son seis de oro, tres de plata y una de bronce. Un hito único.

Lo impresionante de esta fenomenal cosecha de medallas es que la primera llegó en los Juegos de Atenas 2004 (plata en 200) y a partir de ese momento siempre terminó ganando algo en todos los Juegos siguientes. En Beijing 2008 conquistó el oro en 4x400 y la plata en 200; en Londres 2012 sumó tres oros: 200, 4x100 y 4x400; en Río de Janeiro 2016 se alzó con la plata en 400 y oro en 4x100 y 4x400. Ahora llegó su primer bronce.

Felix tiene, además, posibilidades de que la diferencia con la jamaiquina Ottey sea más grande, porque este 10 a 9 podría transformarse en un 11-9 si logra otra presea en el relevo 4x400.

Para que esto ocurra, lo primero que debe suceder es que el 'Team USA' decide alinearla, presumiblemente junto a su compañera de entrenamiento Sydney McLaughlin, campeona olímpica de 400 metros vallas en estos Juegos.

“Estoy en unos Juegos Olímpicos con 35 años, ¿qué más puedo pedir?”, se preguntó Felix tras su bronce, comparando la jornada de felicidad con los malos momentos vividos en 2018 con el nacimiento prematuro de su hija Camryn y hasta con los problemas con su marca comercial anterior (Nike), lo que la hizo llegar a un acuerdo con Athleta. Así le fabricaron unas zapatillas específicas a medida. Y le fue bárbaro. Tanto que Carl Lewis le escribió: “Felicidades Allyson, estás mejor que nunca a los 35”.