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El bohemio y sus pecados

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Foto: Marcelo Bonjour
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EN EL VIERA

Wanderers ganaba, no lo liquidó, falló un penal y River Plate se lo terminó empatando sobre el final.

Foto: Marcelo Bonjour
Foto: Marcelo Bonjour

Algunos mesurados porque recién es el primer partido y porque lo que mostró el equipo fue bueno. Otros molestos por la manera en la que se perdieron los primeros puntos en el Apertura. Así se fueron los hinchas de Wanderers. Es que el partido estaba a pedir de los bohemios. Wanderers ganaba, mostraba una buena imagen y aunque siempre hay cosas para mejorar es más fácil hacerlo con un triunfo, pero no fue suficiente.

Sobre todo porque Wanderers pecó de no saber liquidar el partido. Fueron varias las posibilidades que tuvo el equipo local, pero en ninguna pudo encontrar el segundo gol que le diera la tranquilidad para sentenciar el triunfo. Lo tuvo Ginella y reventó el vertical izquierdo en el final del primer tiempo, lo Albarracín en una pelota que sacó Iván Silva en la línea y lo tuvo Pastorini por duplicado en un cabezazo que sacó Olveira y un penal que también le contuvo el guardameta darsenero.

Lo que hubiera golpeado mucho al equipo de Giordano terminó siendo un aliciente porque luego de la pena máxima que no aprovechó Wanderers reaccionó y aunque gran parte fue por error del bohemio, terminó aprovechando ese buen momento para poner el empate. Es que River Plate comenzó generando mucho peligro, pero ese ímpetu le duró poco en el primer tiempo.

El intento de Santiago Martínez de jugar con De Arruabarrena quedó corto, Matías Alonso la robó, se sacó de encima al arquero y definió con el arco libre para poner el empate final.

Un empate que si uno observa el trámite estuvo lejos durante el partido y que cuando se rompió en el minuto 25 del primer tiempo parecía difícil que volviera.

Fue en ese momento cuando Wanderers se puso en ventaja de forma merecida y cuando era más en el campo. El asedio de River Plae ya había pasado y luego de un tiro de esquina y una serie de rebotes apareció el hombre gol que tuvo el bohemio en la noche del Prado: Damián Macaluso. Le rompió el arco a Olveira. Grito, festejo y alegría para el zaguero que tuvo una actuación destacada.

El fútbol tiene estas cosas y a menudo se pueden ver en los distintos campos de juego del mundo. Un equipo, en este caso Wanderers, hizo el desgaste y tuvo las más claras. No las aprovechó y le terminó costando muy caro. Dos puntos menos en el debut de Román Cuello como entrenador que por cinco minutos no se estrenó con un triunfo.

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