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Volvió "Maravilla": Grosmüller entró y anotó un golazo

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Foto: Ariel Colmegna
Ariel Colmegna

TORNEO APERTURA

Pablo Peirano le dijo que no lo iba a tener en cuenta, pero el volante quería aportarle al cuadro que ama.

Carlos Grosmüller ingresó a los 74’ del partido en el que Danubio vencía a Torque por 2 a 0 en San José. Y dos minutos más tarde anotó el tercero de los de la franja: un golazo con su sello propio. “Lo ideal sería que en todos los partidos te pasara eso, que entres y a los pocos minutos puedas hacer un gol o una jugada para que tu equipo pueda convertir. Pero no pasa siempre. La verdad, estoy muy feliz. Hacía mucho tiempo que no hacía un gol con la camiseta de Danubio. Hacía dos años: el último fue contra Peñarol. ¡Estoy feliz!”, reconoció Grosmüller poco antes de entrar a clase dado que está terminando el ciclo básico.

“La jugada se dio así, yo vi que venía cerrando el lateral y que con la desesperación por taparme el tiro se iba a tirar. Enganché, salió bien y después me tomé un segundo más para definir. Esa jugada de enganchar casi siempre la hago, pero es porque es obvio que el defensa te va a tapar el tiro y con la vehemencia que viene sale siempre el enganche. Y además, hay que tomarse un segundo más y es lo que me va quedando. Je”, agregó entre risas el talentoso volante.

El año pasado Grosmüller jugó, cedido de Danubio, en el Sandefjord de Noruega. Este año tuvo chances de volver pero al final no se dio. El técnico Pablo Peirano no lo llevó a la pretemporada y le dijo que no iba a contar con él. “Pablo habló conmigo y me dijo que no entraba en sus planes porque ya había armado el equipo y que él buscaba otra cosa. Yo le dije que si no me iba otra vez al exterior, me iba a quedar en Danubio aportando lo que fuera. Le dije que jugando o no jugando yo quería estar. No hice la pretemporada con el equipo, pero seguí entrenando de la misma forma”, relató Grosmüller.

En el primer partido del Apertura frente a Progreso “Maravilla” no estuvo en el plantel, pero ya lo hizo en el segundo juego contra Defensor Sporting. Y luego entró en siete de los doce partidos que se llevan disputados, sumando 112 minutos. “Fue como le dije al técnico, yo iba a estar donde me tocara, afuera o donde fuera. Al estar en el plantel quería jugar, como cualquiera, pero mi postura siempre fue apoyar el grupo y al que jugara. Creo que por ahí estuvo la clave. Soy un jugador grande que no voy a hacer problemas, menos en Danubio. Siempre estuve y estoy para apoyar. Todos estamos en la misma sintonía y queremos lo mejor para Danubio”, aseguró convencido.

Los de la Curva han recuperado este año parte del protagonismo que habían perdido en la temporada anterior. Por algo hoy están ubicados en el cuarto lugar de la tabla con los mismos puntos que Defensor Sporting.

“Sé que parece una frase hecha, trillada, pero Danubio está para ir partido a partido. Es verdad. Hay un grupo espectacular, una mezcla muy buena de jóvenes y grandes y todos sabemos lo que queremos. Trabajamos todos los días poniendo lo mejor de cada uno a favor del equipo. Y salimos cada fin de semana a ganar”, afirmó “Maravilla”.

Un rato antes lo habían entrevistado de Noruega para un informe sobre el fútbol uruguayo y su secreto de sacar tantos jugadores siendo un país tan chico. Las posibilidades de volver al fútbol noruego siguen vigentes. En el Sandefjord quisieron hacerle un contrato por dos años que no aceptó porque al ser más largo aumentaban muchos los impuestos; y que cuando colgara los zapatos se quedara ligado al club cumpliendo otra función.

Se tomó el estudio en serio.

Como tantos otros futbolistas Carlos Grosmüller dejó de estudiar en tercero de liceo y debiendo algunas materias de segundo. Fue por el fútbol y porque en el liceo se había vuelto muy travieso, tras haber sido abanderado en la escuela N°187.

Por eso está realizando un curso que se llama Rumbo que se dicta en Audef (Asociación de Entrenadores de Fútbol), donde se pueden hacer los tres años del ciclo básico en uno solo. “Es una linda oportunidad, es espectacular para ponerse al día”, explicó el volante.

También está realizando el curso de entrenador. El de la licencia C, pero el año próximo para la B, necesitará el ciclo básico.

El mejor regalo a los 4 años.

“Maravilla”, que antes era Grosnile, comenzó a jugar al fútbol a los 5 años en “El Ombú” del barrio Bella Italia, donde se crió. La primera camiseta de Danubio se la trajeron los Reyes cuando tenía cuatro años. Al terminar el baby pasó a la pre Séptima de Danubio, donde lo dirigió el “Rafa” Perrone. Fue ascendido a Primera por Jorge Fossati en el 2002.

Defendió a Danubio en cuatro etapas diferentes. También vistió las camisetas de Fénix, Schalke 04 de Alemania, Lecce de Italia, Peñarol, Cerro, Universitario de Perú y Sandefjord de Noruega.

Fue Campeón Uruguayo en dos oportunidades con Danubio, 2004 y 2007 y en Peñarol en 2013.

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