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Volvió a casa con otra cara

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Luis Suárez con Christian Ramos en el partido entre Uruguay y Perú. Foto: Fernando Ponzetto

Sin patear al arco, Suárez gravitó al regresar 501 días después al Centenario.

Cinco días antes, en Recife, volvió a "la Celeste" después de 640 que no jugaba un partido oficial con la selección, después del incidente que le valiera la exagerada sanción de la FIFA a raíz del mordiscón que le pegó a Chiellini en el partido del Mundial de 2014 contra Italia.

Aquel era, pues, el regreso más esperado de Luis Suárez, al extremo de que podría decirse, sin caer en ningún tipo de exageraciones, que el mundo entero lo palpitaba.

Sin embargo, no fue aquel frente a Brasil, donde tuvo un rol protagónico, acorde a su presente rutilante, el único retorno del salteño, que ayer tenía otra vuelta por delante: luego de 501 días, desde que el 11 de noviembre de 2014 jugó un amistoso que Uruguay empató 3 a 3 con Costa Rica, no lo hacía en el Centenario; más que frente a su gente, entre ella, que tanto se había identificado con su causa.

Pues bien, el regreso de la víspera fue triunfal por el resultado, a diferencia del empate cosechado por los celestes ante Brasil la semana pasada, y mostró a un Suárez tan gravitante como en el partido anterior, pese a que esta vez Uruguay metió un solo gol y fue de Cavani.

Es que, aunque protestador como es habitual, en esta ocasión expresó la tendencia al servicio del equipo, más que contra el árbitro o alguno de sus asistentes, pese a que en alguna jugada les reclamó por una falta rival no cobrada o por una posición adelantada suya que consideró mal sancionada: fue para reclamarle a su compañeros que achicaran y presionaran más a su espalda, para que las veces que su empuje generaba segundas pelotas no quedara un espacio por donde los peruanos pudieran salir jugando.

Fue un Suárez más maduro, entonces, que el que 501 días atrás se había despedido del Centenario; porque, incluso, jugando como único punta en el centro del ataque, no se le vio fuera de sí, o poniéndose el balde al ir a buscar la pelota más atrás o a los lateraled, porque no le llegaba clara.

Esto es, hizo de poste, propuso paredes, arrastró marcas como la de Ramos, que fue su cancerbero aunque no lo siguió por todos lados sino cerca del área peruana, y no sólo obligó a que el zaguero incaico recibiera la amarilla por una falta que le cometió al salteño a los 32 en una acción en la que pareció que el árbitro no iba a mostrar la tarjeta y la sacó tras la seña y el reclamo de Suárez.

Quizá esa calma, incluso, o el mirar el partido con mayor poder de análisis lo ayudó a mantenerse fresco para el segundo tiempo, cuando la agresividad ofensiva que tuvo el "Cebolla" por la izquierda, lo mostró mejor acompañado.

Así, en medio de otra geografía le dio el pase para el gol a Cavani, igual que ya le había dado otro a Sánchez —que no la metió— en los 45 iniciales; y terminó siendo gravitante, aunque sólo le hicieran tres faltas y no haya pateado ni un tiro al arco, ni desviado. Fue...Suárez, el de Barcelona, y también el de Uruguay: distinto al de 501 días antes.

Una marca, tres faltas y un pedido...

Ramos asumió la referencia de su marca y lo hizo con cierta eficacia, pero el salteño lo obligó a hacerle tres faltas; en la segunda (foto de la izquierda) el árbitro le sacó amarilla, por pedido de... ¡Suárez!

Una dupla para el aplauso.

Cavani, como es habitual, se tiró atrás; pero, como en la jugada del gol, Suárez lo lanzó hacia adelante con los pases que le metió al otro salteño al espacio que dejó algún zaguero que salió a su espalda.

Diez pases y tres faltas.

Al volver al Centenario, el salteño hizo 10 pases correctos, cuatro imprecisos y le hicieron tres fouls: el primero a los 4, que ejecutó con un tiro que dio en la barrera y salió al corner; después no remató más.

Pista para el juego aéreo.

Hubo jugadas de pelota quieta en las que la atracción de marcas por parte de Suárez, hizo que sus compañeros ganaran por arriba; como una en donde el cabezazo de Alberto Rodríguez pegó en el travesaño.

Un gol y medio por partido.

En los 501 días que Suárez no jugó en el Centenario, Uruguay disputó 14 partidos, de los que ganó 8, perdió 3 y empató 3; le hicieron 10 goles y metió 22; o sea, un promedio de 1,5 por partido.

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Luis Suárez con Christian Ramos en el partido entre Uruguay y Perú. Foto: Fernando Ponzetto

ELIMINATORIASJORGE SAVIA

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