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Volver al futuro

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Forlán festeja su hat-trick con Peñarol. Foto: Archivo El País.
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El “Polilla” Da Silva lo mima y “Cachavacha” Forlán vuelve a parecerse al de Sudáfrica.

Jorge Da Silva lo manifestó apenas puso un pie en Los Aromos para iniciar su segundo ciclo como DT de Peñarol: Diego Forlán tiene que jugar más cerca del arco y de frente a él. El entrenador lo cambió de posición, lo colocó pegado contra los zagueros rivales y, lo más importante, lo rodeó de la mejor manera para que pueda recuperar su esencia.

"Ya no sé ni de qué juego. He ido de 10, de punta, de segunda punta… Con esa libertad me siento cómodo. Mientras pueda aportar lo mío y Peñarol gane, estoy feliz de la vida", respondió entre risas "Cachavacha" la semana pasada en Lima al ser consultado sobre qué lugar prefiere ocupar en la cancha.

Lo cierto es que este Diego se parece mucho más al que Peñarol fue a buscar hace poco más de medio año. Se muestra participativo, es determinante en los últimos metros y claro.... Peñarol lo aprovecha. No quedan dudas que es un jugador distinto al resto, pero sin nadie que lo acompañe no puede desequilibrar en todos los partidos. Los pocos espacios que se dejan en el fútbol uruguayo hace que los talentosos necesiten de varios soldados para poder sacar a relucir toda su clase. Y algo de eso es lo que le pasa.

Los números hasta ahora son buenos. En 2016, en cuatro partidos, lleva tres goles (uno menos que los cuatro que hizo en los 15 encuentros del Apertura) y cuatro asistencias. Peñarol ganó los tres partidos en el Clausura (nueve goles a favor y dos en contra) y empató en su visita ante Sporting Cristal en el debut por la Copa Libertadores.

¿Qué cambió? En primer lugar encontró en Miguel Ángel Murillo un socio de ataque que le hace el trabajo sucio. El colombiano le elimina marcas y descarga siempre con él dejándolo de frente al arco.

Por otra parte, con la nueva distribución que "Polilla" hizo en el mediocampo, Forlán fue uno de los que terminó saliendo más favorecido. Luis Aguiar, sin tanta preocupación en la marca y con la libertad de desprenderse más al ataque, es un nexo constante para el crack. Lo mismo con Maximiliano Rodríguez. Ambos volantes, con buen pie y trato de pelota, elevan el rendimiento del "10". Le evitan ese desgaste que venía haciendo el año pasado, bajando varios metros para conseguir tomar contacto con el balón, y puede hacer lo que más le gusta: patear de larga distancia, hacer la diagonal o meter un pase entre líneas.

El ingreso de Tomás Costa también ha sido determinante en su desempeño. El argentino no solo marca y ayuda a Nahitan Nández a darle equilibrio a la mitad de la cancha, sino que tiene la virtud de no errar un pase. Forlán recibe constantemente las pelotas al pie y puede ponerse el equipo al hombro sin tener que cumplir funciones a las que no está acostumbrado.

Asimismo, vale destacar el aspecto anímico. Lejos de retroceder en el campo, ofuscarse porque no entra en juego o tener que ir a forcejear una pelota contra la raya, Forlán se encuentra "limpio" mentalmente para dedicarse a hacer lo que mejor sabe.

¿Juega de 10, de punta o de segunda punta? Juega libre y juegan para él. Con los pequeños, pero determinantes, cambios que hizo el "Polilla", Diego Forlán vuelve a sentirse mimado como en Sudáfrica cuando Luis Suárez le hacía el trabajo sucio, Edinson Cavani y Álvaro Pereira volanteaban para él y Egidio Arévalo Ríos y Diego Pérez se comían la cancha.

Forlán en Sudáfrica 2010. Foto: Archivo El País.
Forlán en Sudáfrica 2010. Foto: Archivo El País.

Tomás Costa.

El argentino le ha cambiado la cara a este Peñarol. Maneja los hilos del equipo. Si anda claro con la pelota, como lo hizo en estos partidos, el aurinegro tiene con qué lastimar al rival. Forlán lo aprovecha de novela. Costa no solo marca, sino que descarga siempre para los atacantes con pelotas limpias y bien jugadas.

Luis Aguiar.

Aun en los momentos más flojos de Peñarol durante el 2015, el "Canario" tuvo un buen rendimiento; pero este nuevo esquema lo tiene mucho más cerca de Forlán. Aguiar tiene otras opciones para irse al ataque y "Cachavacha" se presenta como un gran aliado. Cuando se inspiran, jugando a un toque, le imprimen una velocidad al equipo impropia de este fútbol.

"Maxi" Rodríguez.

Si bien aún le falta conseguir mayor rodaje, el exvolante de Wanderers y Gremio ha demostrado en estos pocos minutos con la camiseta de Peñarol que es un jugador diferente. La velocidad, el doble ritmo y el pique corto favorecen al juego de Diego que, como ante Defensor, puede desmarcarse para terminar quedando solo de frente al arco y elegir la mejor opción.

Miguel Murillo.

Llegó sin mucho nombre, pero en tres partidos ya le ha sacado varios aplausos a los fanáticos de Peñarol. Es el "9" que el equipo necesitaba y que el juego de Forlán pedía a gritos: una referencia de área que se mueva por todo el ataque, arrastre marcas, pelee cada pelota, vaya siempre al choque y esté al alpiste para empujarla abajo del arco. Es su gran socio.

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Forlán festeja su hat-trick con Peñarol. Foto: Archivo El País.

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