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Racing empató en su visita a Tigre y es campeón de la Superliga

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Tigre vs. Racing
Juan Ignacio Roncoroni

ARGENTINA

La "Academia" igualó 1-1 con el "Matador" de Victoria, pero por el 1-1 también de Defensa y Justicia ante Unión se aseguró el título una fecha antes del final. En la última, en el Cilindro recibirá a Defensa.

Mientras el otoño se retrasó en una noche de verano, Racing se adelantó una fecha en Victoria para ser campeón. No falló la Academia en la primera oportunidad que tuvo. La aprovechó con una demostración de aplomo y carácter, más el juego que es capaz de construir cuando sus dinámicos volantes marcan el ritmo.

Un título que a Racing lo redime de algunos pasos en falso en otras instancias decisivas. Que lo gradúa por primera vez al Chacho Coudet, tan necesitado de cantar victoria como un club al que, por cada vez que toca la cima, transita largos períodos en la meseta.

Racing volvió a ser campeón tras algo más de cuatro años, desde que lo fue con Diego Cocca en 2014. Antes lo había sido el equipo de Mostaza Merlo que en 2001 desterró un calvario de 35 años. Para encontrar un Racing campeón con un intervalo menor a estos cuatro años hay que remontarse al que dio las vueltas olímpicas entre 1958 y 1961. Es su noveno título local en el profesionalismo.

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Un cambio de paradigma estableció este Racing campeón. No se consagró desde el sufrimiento, la histeria, la ansiedad, como lo marca su historia, jalonada por infinidad de vicisitudes, un peaje constante en sus intrincados caminos a la gloria. No le sobró mucho, pero casi siempre dio lo necesario.

Racing se apoderó de la Superliga porque supo mantener la situación bajo control desde que se apoderó de la punta, hace casi siete meses, en la cuarta fecha, con un 2-0 a Rosario Central. Fue un líder constante, convencido, que supo atravesar diferentes tormentas. La de un juego inestable, por momentos; la de verse zarandeado por River en el Monumental; la de alguna revuelta interna, como el desacato de Centurión a Coudet.

De cada adversidad se repuso para mostrarse íntegro y ambicioso. Nunca rebajó sus pretensiones. Tampoco se inclinó frente a este Tigre de Gorosito que venía en alza, con 13 puntos de los últimos 15 en su carrera desesperada para escaparse de un descenso que todavía lo tiene con la soga al cuello.

De visitante y sin sus hinchas, Racing se hizo fuerte. No le pesó la responsabilidad ni se dejó engañar por este Tigre que lo esperó para intentar sorprenderlo de contraataque. Pudo haber ganado con un gol de su delantera de 70 años; una definición de Cvitanich (34 años) dio un poste y un exquisito toque de Licha López (36) fue devuelto por el travesaño.

El tanto del campeonato lo hizo un volante que esta noche se convirtió en el segundo anotador del equipo, detrás de los 17 de Licha. Augusto Solari sumó el quinto para su cuenta personal; es cierto que medió la muy floja respuesta de Marinelli, pero también hay que concederle el mérito a un volante generoso en el despliegue, siempre dispuesto a cubrir metros y quemar energías.

Con el gol, Racing frenó lo que había sido el buen comienzo de Tigre en el segundo tiempo. Entre la solvencia de Arias y la contundencia de los zagueros Sigali y Donatti se bastó para frenar el ímpetu de Tigre, que no aflojó hasta el final, porque su necesidad es extrema y cuenta con buenos jugadores como para ir a dar con sus huesos en la B Nacional. Empató Lucas Rodríguez de tiro libre en el descuento.

Festejaron todos al final. A Racing porque le alcanzaba el empate ante la igualdad de Defensa y Justicia. Y Tigre porque le punto le da una vida más. Hubo una celebración corta en el centro del campo y los jugadores de Racing se metieron rápido en el vestuario. El estruendo y la fiesta se desparramarán por el Obelisco y Avellaneda. En Victoria, Racing asumió la presión y la responsabilidad. Demostró que se sentía campeón.

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