Mientras Uruguay luchaba por conseguir la clasificación a Brasil 2014, Nahitan Nández aún vivía en el este del país junto a su familia. Dos años después, con solo 18 partidos en la Primera de Peñarol, venció todos los pronósticos y se ganó la consideración del maestro Tabárez.

Si hace poco más de dos años alguien le decía a Nahitan Nández todo lo que se le iba a venir seguramente ni él le habría creído; pero la vida le deparó este presente.

De manera vertiginosa y casi sin respiro, Nández pasó de estar en Maldonado viviendo con su familia a trasladarse en la capital, transformarse en volante central, jugar en la Primera de Peñarol casi de apuro, liderar la Celeste sub 20, ganarse el apoyo popular como "el nuevo 'Ruso' Pérez" y conseguir su primera citación para la mayor, ese grupo que muchos definen como "cerrado" y solo algunos privilegiados tienen acceso.

Repasá los cambios más bruscos en la vida de uno de los nuevos convocados de Tabárez.

"Me costó bastante la adaptación. Soy recontra familiero, hijo único y muy apegado a mis viejos, entonces extrañaba mucho. Lloraba todos los días. Estuve varias veces a punto de agarrar mis cosas y pegar la vuelta. Me frenaron varios motivos, pero principalmente el ser hincha de Peñarol. Estaba cerca de cumplir mi sueño. No me podía rendir", explicó el jugador a Ovación en octubre de 2014.

Hace poco más de dos años, cuando Nández todavía defendía la selección sub 17 de su departamento, era el enganche: ¡sí, enganche! "Cuando llegué al club, Álvaro Regueira me cambió de puesto y pasé de 10 a 5. Es decir, pasé de ser arquitecto a un obrero", contó entre risas.

Bajo la conducción de Pablo Bengoechea, en algunos partidos, también se ha desempeñado como volante y lateral por derecha.

En un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraba en Primera. Apenas estuvo cuatro meses en Cuarta División y solos unos partidos en Tercera. Jorge Fossati lo concentró de apuro y tuvo su estreno en Jardines ante Danubio. A los 57 minutos, el 1ro de marzo de 2014, le tocó debutar ingresando nada más y nada menos que por el "Tony" Pacheco.

Sus buenos rendimientos en Peñarol lo llevaron de inmediato a la selección uruguaya sub 20. Fue el líder del proceso de la Celeste que terminó en el tercer lugar del Sudamericano consiguiendo así el pasaje al Mundial de Nueva Zelanda (donde Uruguay quedó eliminado en penales en octavos de final) y a los Juegos Panamericanos de Toronto (donde se consiguió la medalla de oro).

Nández reconoció a Ovación hace menos de un año la atención que poneen los capitanes. "Estaba mano a mano con el 'Tony' y le pregunté cómo hacía para manejar el grupo. Me dijo que no hay misterios, que hay que tratar a los compañeros con respeto y que hay que hablar de frente. Él viene manejando el grupo desde hace años de manera notable. Todo el tiempo está dando el ejemplo. Es el primero en llegar, el último en irse, el primero en acercarse a alguien cuando uno no está bien. Si uno comete un error, va enseguida a ayudarte. No se le escapa nada", señaló sobre el rol de Pacheco en Peñarol.

Sobre Diego Lugano, quien entrenó con la sub 20 en 2014 mientras realizaba la recuperación de su lesión en la rodilla, dijo: "Me impactó un poco tenerlo ahí, pero la verdad es que tiene una humildad terrible. Cruzamos pocas palabras, pero ya con eso me alcanzó para darme cuenta que la tiene clara. Más allá del fútbol, adentro y fuera de la cancha, él y Tony son personas que sienten esto con mucha pasión. Viven para el fútbol".

"Me han dicho que les hago acordar al 'Ruso' por la manera de pararme o de ir a trancar la pelota. Para mí es un orgullo que digan algo así, porque él es un símbolo de la selección", dijo a Ovación en enero de 2015 mientras disputaba el Sudamericano.

selecciónÁNGEL ASTEGGIANTE