En tres fechas del Uruguayo Especial ya hubo varios hechos de violencia dentro y fuera de los escenarios. El arrojar una botella de plástico a la terna y el salivar e insultar a los jueces parece inevitable cada fin de semana. Lamentable.

Pero lo peor sucedió (y sucede) en los alrededores de los estadios. Un hincha de Fénix terminó en el CTI después de una paliza de una patota identificada con Racing y una mujer fue herida de bala por un disparo que salió desde un camion que llevaba hinchas de Nacional de Belvedere. Pero eso no es todo. Esta semana, hinchas de Peñarol que se reunieron en el Palacio Guelfi para preparar los festejos del club, rapiñaron un ómnibus de Cutcsa y rompieron otros dos. No es un tema de cámaras, me parece.

DESDE EL ARCO