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La vida sin rencor

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Foto: El Comercio/GDA.

FÚTBOL

El “Profesor” disfruta de la familia en Rivera tras ser campeón en Perú, lo que no vive como revancha.

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Pablo Bengoechea está en su Rivera natal, donde la gente no se sorprende al cruzárselo por las calles. “Me conocen de toda la vida, acá soy el vecino de siempre”, dijo el entrenador de Alianza Lima, al que volvió a sacar campeón después de once años de sequía.

“Para nosotros fue la sensación del deber cumplido. Cuando llegamos sabíamos a qué íbamos y la ansiedad y la necesidad que había en el club por ser campeón del fútbol peruano. Con muchos futbolistas que ya conocía anteriormente, comenzamos a recorrer un camino y llegamos a muy buen final porque el objetivo se cumplió”, contó Bengoechea, cuyo equipo ya había ganando el torneo Apertura.

“No es que sintiéramos que íbamos a ganar el Clausura, pero tuvimos al comienzo, partidos directos en nuestra casa frente a rivales que a priori iban a estar en la pelea. Entre ellos, el clásico con Universitario y también jugamos con Melgar y con Cristal en las primeras fechas del torneo. Y esas tres victorias nos permitieron pensar que íbamos a estar a la altura”, agregó el riverense, a quien no le gusta admitir que él y su cuerpo técnico, que también integran el profesor Modesto Turren y el “Vasco” Óscar Aguirregaray, quedaron en la historia del equipo blanquiazul.

“No sé si quedamos en la historia, pero nos tocó vivir un momento muy lindo. Había mucha gente muy ansiosa por lograr el título, gente que trabajó años para llegar a ese momento. La gente de Alianza está muy feliz, disfrutó mucho. Ya lo había hecho en el Apertura y ahora, como el calendario marcó que el último partido fuera en nuestra casa, la gente llenó el estadio. Por suerte los muchachos hicieron un gran partido y se logró el objetivo”, contó sobre el encuentro final frente a Comerciantes Unidos.

“La clave fue la relación que tuvimos cuerpo técnico y futbolistas. Ellos cuando llegaron al club ya sabían cual era la situación y sabían de la ansiedad que había y también lo lindo que iba a ser si lográbamos el objetivo. Todos hicimos una apuesta, principalmente en lo deportivo. Algunos muchachos hicieron también esfuerzos económicos, porque donde estaban jugando tenían mejores sueldos, pero les gustó la idea de venir a Alianza, les gustó el desafío. Muchas veces, uno no pone sólo lo económico en la balanza, lo deportivo también es muy lindo. El grupo logró algo, que una institución tan grande como Alianza deseaba hace tiempo. Estos muchachos fueron los que lograron alegrar a muchísima gente. Y también se alegraron ellos”.

Presupuestos. Bengoechea ya llegó a un acuerdo para seguir un año más. La idea es ir por el bicampeonato y hacer un buen papel en la Copa Libertadores. Aunque aún no ha firmado su contrato, regresará a Lima el 4 de enero y al otro día comenzará los entrenamientos.

De los cuatro uruguayos del plantel del “Profesor”, el único que tiene contrato vigente es Gabriel Leyes. Justamente, el delantero fue el que anotó los dos goles en el último partido frente a Comerciantes Unidos cuando recién había ingresado desde el banco. Los demás, Luis Aguiar, Gonzalo Godoy y Alejandro Hohberg deberán negociar con los dirigentes. “Yo quiero que se queden, pero la situación es igual que el año pasado. Es que hay equipos, como Alianza y Universitario, que hace años atrás dieron quiebra y ahora sus presupuestos deben ser controlados por el gobierno. Para poder seguir compitiendo, el gobierno asumió el rol de controlar todo lo que se hace en el club. Hay metas económicas que los clubes tienen que cumplir sí o sí, si no pierden puntos. Este año Universitario perdió puntos por no cumplir con lo pactado. Alianza es muy exigente con ese tema porque de nada sirve tener un presupuesto que después no podés cumplir y lo deportivo se te va de las manos porque perdés puntos. No podemos perder en los escritorios lo que los muchachos logran en la cancha. Éramos conscientes de la dificultad económica cuando llegamos el año pasado y lo seguimos siendo hoy”, explicó el técnico.

Sin rabia. El “Profesor” dirigió a la selección peruana que disputó durante su mandato sólo nueve partidos y fue cesado. Pero ni eso, ni su polémica salida de Peñarol, hacen que el título conseguido con Alianza tengan sabor a revancha para él.

“Estoy agradecido a todo lo que me tocó vivir anteriormente. Soy muy consciente de lo que es el fútbol. Más allá de que a uno le puedan gustar o no las decisiones que se toman y más allá de que uno quiera estar en un lugar o en otro, siempre son las personas que mandan las que tienen que tomar las decisiones. Y aciertan o se equivocan como hacemos todos durante todo el día”, afirmó.

Con respecto a sí lo que pasó con él sirvió para que otros entrenadores no pasaran por lo mismo (por ejemplo, Ramos estuvo en la cuerda floja tras la derrota clásica de la Copa de Campeones, pero lo mantuvieron). “No se puede saber si fue por eso. A mí me tocó vivir una situación muy difícil. Obvio, que me fui muy triste del club. Lo que dije en aquella última conferencia de prensa, lo sigo pensando. No era el momento de salir porque ya habíamos hecho la pretemporada y estábamos muy cerca de iniciar la Copa, pero las decisiones que se toman son totalmente válidas. El fútbol es así”, insistió convencido. Es más, aseguró que su relación con Juan Pedro Damiani, quien tomó la decisión de cesarlo aunque había ganando el torneo Apertura, continuó en buenos términos.

“Hemos vuelto a hablar después de lo ocurrido. Su función es tomar decisiones y en ese momento él pensó que era lo mejor y lo más importante para el club. Después manifestó que tal vez se equivocó. Lo que pasa es que las decisiones se toman antes del partido y no con el diario del lunes. Con el diario del lunes todo es más sencillo”, añadió.

“A mí no me da rabia que después haya dicho públicamente que se equivocó. La rabia no está en mi cuerpo. Mirá, llevo más de 30 años casado y tengo tres hijas preciosas. ¿Qué más puedo querer? El trabajo es trabajo”, argumentó.

Familia. Tras la consagración con Alianza, Eliane, una de sus hijas puso un mensaje en Twitter, que le leyeron en la conferencia y lo hizo emocionar. “Fue muy importante que ella estuviera conmigo en Perú. Es parte del esfuerzo que hace la familia. Mi señora acompaña a Paola que está estudiando todavía, a Aline la tenemos casada y Eliane está acompañándome a mí. Esperemos que dentro de poco estemos todos juntos en un mismo lugar. Siempre tengo en mente disfrutar a la familia, porque le fútbol te quita mucho”.

El regreso. Cuando dejó de jugar siempre supo que algún día iba a volver a Peñarol. Y ahora le pasa algo similar. “Siempre dije lo mismo, Peñarol es un integrante más de mi familia. Y yo estoy para ayudar en lo que sea, siempre que tenga la capacidad para lo que me propongan. Soy hincha y estoy siempre a la orden. Cuando me fui del club en el año 2003 siempre pensé que en algún momento iba a volver. No sabía en que función. Me tocó volver con la de entrenador en el 2015 y me imagino que cuando esté en Uruguay en algún momento voy a volver al club en alguna función. Repito, soy hincha del club. Aunque hoy en mi cabeza sólo está Alianza Lima”, finalizó el riverense.

Gregorio - Haciendo fuerza por el gran amigo

El 2017 fue un buen año para los entrenadores uruguayos. Bengoechea fue campeón en Perú; en Ecuador Alfredo Arias y Guillermo Sanguinetti están definiendo el título y en Colombia, Gregorio Pérez disputa las finales de la Copa Aguila con Independiente Santa Fe. “Es un buen momento, todos hicieron grandes campañas porque llegar a la final no es fácil. Me da muchísima alegría lo de Gregorio, que haya vuelto a trabajar y en un equipo grande. Estoy haciendo fuerza por él”.

Valverde - “No quería arrebatar el asado”

Federico Valverde, hoy en la selección mayor y con grandes chances de ir al Mundial, debutó en la Primera de Peñarol de la mano de Bengoechea. “Está haciendo el camino que todos pensábamos que iba a hacer. Con 19 años ya está jugando en la Liga de España y ya jugó con la selección mayor cuando aún no había conseguido la clasificación. Siempre me sorprendió cómo entendía el juego siendo tan chico. Esperé a que cumpliera 17 para hacerlo debutar. El fútbol es cruel y yo lo quería proteger. No quería arrebatar el asado”.

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