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En las venas de Perg hay oro y carbón

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Felicidad. La de Maximiliano Perg al concretar su pase a Peñarol, club del que es hincha “enfermo” gracias a su abuela. Foto: Ariel Colmegna
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El zaguero pasó de Fénix a Peñarol: es un jugador de pasta.

No tengo palabras para expresar la felicidad que siento", dice Maximiliano Perg en la casa de uno de sus representantes, Álvaro Escames, donde ayer por la tarde recién se estaba interiorizando de los detalles de su pase a Peñarol.

Los aurinegros adquirieron el 30% de la ficha del zaguero que nació en Paysandú hace 24 años. El 70% restante sigue perteneciendo a Fénix. El presidente albivioleta Álvaro Chijane se mostró conforme con la transacción. "Es como si lo hubiéramos tenido en 8 de Octubre y Comercio y ahora lo pudiéramos exhibir en un shopping", explicó Chijane refiriéndose a que seguramente con Peñarol, Perg avanzará mucho más en la Copa Sudamericana que con Fénix y tendrá a su vez, la posibilidad de jugar el año que viene la Copa Libertadores.

"Es lindo jugar copas internacionales, más con el club del que siempre fui hincha. Por mis venas corre oro y carbón", enfatizó. "Voy a dar todo por Peñarol y creo que estoy en un buen momento para hacerlo", añadió Perg quien se definió como "muy hincha".

El defensa estaba deseando regresar a su casa y poner a cargar el celular para llamar a su abuela materna, María Osvaldina, y darle la gran noticia. "Soy hincha de Peñarol por ella, y por mi padre", explicó. "Seguro que me va a tener 40 minutos hablando. Me va a felicitar y seguramente vamos a llorar un buen rato los dos juntos".

Es que María Osvaldina fue muy importante en la vida de Maximiliano. "Ella fue, es y seguirá siendo mi segunda madre. Tuvo mucho que ver en mi infancia. Mis padres trabajaban todo el día para traer el pan a la mesa y mi abuela era la que me cuidaba y me llevaba a las prácticas de baby fútbol. Ella me educó bien", relató el zaguero.

Fue también María Osvaldina la que le enseñó a hacer su plato favorito: el tuco con tallarines. Comida que repite bastante desde que tras vivir cuatro años en la casita que tiene Fénix para los futbolistas del interior detrás de la sede, pudo alquilarse su casa.

"Cuando vivís solo te tenés que cocinar. Y el tuco con tallarines es lo que me sale mejor. Algunos se destacan haciendo un buen asado, lo mío es el tuco y siempre con tallarines, la mejor pasta. Sé que la pasta es buena para los deportistas, pero lo hago ¡porque me encanta!", admitió.

En sus primeras épocas de baby fútbol, Perg era número 5, pero según contó, lo fueron tirando para atrás. Fue lateral y terminó como zaguero, puesto en el que asegura que hoy se siente muy feliz.

Brasil.

Cuando tenía 16 años y jugaba en el club Sud América de Paysandú, tuvo la posibilidad de irse a probar a una academia en San Pablo. Fue por intermedio del periodista Atilio Garrido que era amigo de su representante de entonces. Estuvo seis meses en el club Deportivo Brasil y regresó a Uruguay.

Garrido le consiguió entonces una prueba en Flamengo y marchó para Río de Janeiro. Estuvo una semana entrenando, pero no quedó. "No les gusté. Este pibe no sabe jugar al fútbol, dijeron. Recién había cumplido los 18 años y me volví con una gran tristeza", recordó.

Regresó a San Pablo, pero no le pagaban bien y tomó la decisión de retornar. Garrido lo acercó entonces a Fénix. Hizo una prueba en Primera y a Rosario Martínez le gustó. "Después de haber estado solo en Brasil, Montevideo fue más fácil. Además, estaba a cinco horas de Paysandú".

Aún recuerda su debut en Primera. "Fue en agosto de 2011 frente a Rampla. Tuve la mala fortuna de que perdimos 1 a 0. Con un gol de penal, pero no lo hice yo", aclaró. A partir de ese momento alternó entre Primera y Tercera, fue recién en el 2013 cuando se afianzó en el primer equipo.

Ahora comienza una nueva etapa para él y está deseando que llegue el lunes para presentarse en Los Aromos. Allí se reencontrará con Luis Urruti, su gran amigo, quien aunque le lleva solo dos días de ventaja, seguramente, le hará las cosas más fáciles.

"Jugamos juntos en Fénix y hasta vivimos juntos. Es mi hermano de la vida, eso es lo que siento por él. Es un hermano que no me dieron mis padres, pero que elegí yo", contó sobre "Tito" Urruti.

"Me contó que lo trataron muy bien en Peñarol y que están siempre pendientes de todo", agregó. "Entrar en confianza con el grupo es lo que más quiero".

Hoy irá a despedirse de sus ya ex compañeros de Fénix. "Del gran grupo que hay en Fénix", afirmó. Pero les va a dejar una advertencia flotando en el aire. "Cuando nos toque jugar en contra no se hagan los vivos conmigo, porque les rompo las piernas. Je".

Cabal: "Le gusta el uno contra uno".

"Es bueno en la marca, le gusta el uno contra uno, no se esconde atrás del otro zaguero", dijo Ovidio Cabal, veterano dirigente de Fénix. "Es ideal para un grande, no le quema la pelota, el arquero se la puede dar, sale jugando".

Al zaguero la vida le sonríe.

Maximiliano feliz, junto a Andrés Figarola, Gabriel Alvez y Álvaro Escames. Escames, Alvez y Uriel Pérez también acercaron a Peñarol a Luis Urruti y al paraguayo Gabriel Ávalos. "Es terrible zaguero y persona", dijo Escames.

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Felicidad. La de Maximiliano Perg al concretar su pase a Peñarol, club del que es hincha “enfermo” gracias a su abuela. Foto: Ariel Colmegna

PEÑAROLSILVIA PÉREZ

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