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Vélez, rival de Peñarol en la Sudamericana, empató 1-1 con Huracán en su debut

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Ricardo Álvarez en el debut de Vélez en la Copa de la Liga Profesional. Foto: @Vélez.

ARGENTINA

El equipo de Mauricio Pellegrino jugó con mayoría de suplentes en la primera jornada de la Copa de la Liga Profesional de Argentina.

Vélez Sarsfield, que el miércoles será rival de Peñarol en el partido de vuelta de la segunda fase de la Copa Sudamericana, empató 1-1 con Huracán en el Estadio José Amalfinati en la primera fecha de la Copa de la Liga Profesional del fútbol argentino.

Ricardo Álvarez jugaba y hacía jugar a Vélez. Manejaba la pelota y por él —por sus decisiones— pasaba el juego. A tal punto influía en la tarde de Liniers que el termómetro de la posesión de la pelota andaba por encima del setenta por ciento en favor del local. Pero, de repente, como uno de esos caprichos que saltan a escena en medio de la jugaba menos pensada, su enésimo intento se diluyó entre las piernas de Renato Civelli. Y Civelli jugó rápido para Juan Garro. Y Garro, a toda velocidad -física y mental- abrió enseguida hacia la derecha para Briasco. Y Norberto Briasco Balekian, el jugador de Armenia, definió como un auténtico delantero de selección: con un golpe seco, rasante, potente y cruzado. Así estableció el 1-0 junto al poste derecho de Lucas Hoyos. Un golazo como para encender la celebración de Huracán, que este domingo cumple 112 años.

Pero Álvarez, además de conducir, también convertiría. Y pondría las cosas en su lugar, ya en el segundo tiempo. "Tenía ganas de hacer un gol. No sirvió para ganar, pero fue un buen comienzo, dentro de todo", diría después de estos primeros noventa minutos en la Copa de la Liga Profesional. Volvió al club de sus amores justo antes de que se bajara la persiana por la pandemia. Jugó un partido con Gabriel Heinze como técnico. Recién este sábado volvió a actuar. Y también volvió a brillar.

Esta nueva realización del viejo duelo entre Vélez y Huracán venía jugándose desde hacía bastante tiempo, claro. Aquellos cruces en la antesala del sorteo de AFA por la designación de las cabezas de serie reavivaron antiguos fuegos. Finalmente cayó el equipo de Parque Patricios en el mismo grupo 6, cuya cabeza era Vélez. Por si acaso, entonces, se dejó de lado el amistoso que ambos conjuntos habían pactado. El técnico de los unos, Israel Damonte, fue dirigido por el técnico de los otros, Mauricio Pellegrino. Pero aquellos días compartidos en Estudiantes entre los entrenadores no fueron suficientes como para compartir un ensayo una vez que el partido por los puntos pasó a ser una realidad inminente.

Ricardo Centurión en el encuentro entre Vélez y Huracán. Foto: @Vélez.
Ricardo Centurión en el encuentro entre Vélez y Huracán. Foto: @Vélez.

Vélez presentó sólo a Tomás Guidara y Lautaro Giannetti de los once con los que había recibido a Peñarol, en el 0 a 0 por la Copa Sudamericana. El miércoles tendrá la revancha en Montevideo, así que prefirió jugar contra Huracán con una formación bien diferente. Sin Fernando Gago, el faro central, por ejemplo; sin Thiago Almada, sin Lucas Janson (ambos entrarían en el segundo tiempo), con Ricardo Centurión (que influyó poco y nada, y salió en la segunda etapa) y con Álvarez, que la rompió...

Ya en la segunda parte, Ricky le puso su firma al 1-1 con un estupendo zurdazo de tiro libre, ejecutado desde el sector derecho. A los dos minutos había amenazado con un disparo similar. Y a los 10 estampó la igualdad.

Fernando Batista, el director técnico de los seleccionados juveniles de AFA, sabía que debía darse una vuelta por Liniers. Por la cantidad de chicos que ambos clubes vienen sacando de sus canteras. Lo de Vélez no es novedad: es especialista en el rubro. Con 67 jugadores, es el club que más chicos llevó a la primera en los últimos diez años. Lo de Huracán, en cambio, apunta hoy a una "refundación" en la era Damonte (con una veintena de futbolistas promovidos), según las palabras de su presidente, Alejandro Nadur.

Desde el primer partido de la historia entre ambos, aquel del 15 de mayo de 1927 en territorio de Vélez, que también terminó 1-1, ha pasado demasiado, han sido escritas muchas letras. Está claro que lo sucedido el 5 de julio de 2009 en el propio estadio de Liniers, cuando el equipo entonces dirigido por Ricardo Gareca se coronó campeón frente al de Ángel Cappa, marcó un antes y un después en la relación entre ambos clubes. Fue 1-0 con un gol de Maxi Moralez, tras una jugada en la que Joaquín Larrivey cometió infracción contra el arquero Gastón Monzón. Pero más allá de eso, el pésimo arbitraje de Gabriel Brazenas había perjudicado antes a Vélez.

En fin. Esta vez quedaron a mano. Vélez fue más y mejor. Pero Huracán, con tres torres como defensores centrales (Saúl Salcedo, Renato Civelli y Raúl Merolla), con dos pistones por los costados (Raúl Lozano y Leandro Grimi), con la movilidad de Franco Cristaldo y la amenaza permanente de Briasco, se las arregló para equilibrar de a ratos el tablero. Como en el inicio del cuento, en tiempos de amateurismo, el uno a uno quedó atornillado hasta el final.

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