OJO CRÍTICO

Dice FIFA que interferir en la visión del arquero es cuando un jugador está a una distancia corta, lo que colabora para dejarlo sin ningún tipo de ‘campo de visión’ de la jugada que se desarrolla. Eso no pasó. Ni siquiera hubo una postura de Matías Viña de querer sacar ventaja de su posición. Bien clarito. Los árbitros que trabajaron en el VAR en el Estadio Centenario le erraron bien feo. Tan feo que mereció de manera inmediata la sanción de Conmebol por su labor. Claro, Uruguay a llorar al cuartito, como nos pasó en la Copa América 2019 con los goles anulados a Edinson Cavani porque el “Matador” no se cortó el pelo.

Esta vez, no fue por una raya que se trazó de forma inapropiada o porque se utilizó un ángulo inadecuado. De hecho al VAR en esta ocasión no llevaron el reglamento del fútbol, porque el fuera de juego posicional de los creadores o definidores de la jugada no se produjo y la influencia de Viña en la acción es nula. Ni enterfirió en el campo visual ni tocó la pelota. Ni amagó para dejarla pasar ni trató de engañar. Viña se quedó clavadito ahí. Así que más que entrenamiento de trabajo con el videoarbitraje lo que precisaban en el Centenario es que alguno le arrimara el reglamento a los jueces. Porque seguro que no lo tenían a mano.