AMISTOSO

La Celeste vuelve al Estadio Centenario. No es que haya pasado mucho tiempo desde la última vez que Uruguay jugó ante su público, porque eso ocurrió el pasado 7 de junio con el 3-0 ante Panamá y antes de irse a Brasil para disputar la Copa América, pero tiene un sabor especial.

Y ese condimento no es el que el futbolero tipo puede imaginarse, es cierto que hay algo de pica con Perú porque nos eliminó en Brasil 2019 por penales, pero lo que fortalece la idea de que se trata de un cotejo diferente es el hecho de que Uruguay está iniciando su proyecto de renovación. De transformación. Y la mirada hacia el futuro, por más que se puso en los encuentros ante Costa Rica y Estados Unidos, ahora se hará desde el hogar de la selección uruguaya y ante su público. No es poca cosa.

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Es así. La afición toda podrá empezar a catar bien cerca el juego que quiere imponer Óscar Tabárez para llegar al Mundial de 2022.

O sea, lo que realmente importa esta noche en el enfrentamiento ante los incaicos es ver la piedra fundamental del camino por el cual el nuevo Uruguay pretende iniciar otra historia. Hay ciertas señales que ya han asomado, algunas muy recientes, por lo que es válido esperar de qué forma entra a tomar vuelo el ciclo. De qué manera se pueden provocar los ataques, cómo se gestará el juego en la mitad del terreno y qué cuerpo defensivo tendrá la oncena ante un rival que también viene con un proceso prolongado y que necesariamente debe sufrir un aire renovador.

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Por ahora lo que ha asomado han sido chispazos, demostraciones de que puede haber una superación en la administración de la pelota, que se puede recuperar velocidad por afuera porque se llamaron jóvenes con esas características (Matías Viña y Brian Rodríguez, por citar a algunos) y que la decisión de poblar el mediocampo con jugadores de buen pie no implica que se disminuya el poderío defensivo que tanto rédito le entregó a Tabárez.

Es una noche especial para confirmar. Para crecer. Para fortalecer las ideas. Y también relevante porque, además, este partido será el tercero que Uruguay afrontará sin las dos bestias del gol (Luis Suárez y Edinson Cavani) y también faltará a la cita uno de los mejores futbolistas uruguayos que actualmente compite en el exterior (Giorgian De Arrascaeta). Esto representa una muy buena oportunidad para que el entrenador de la selección uruguaya compruebe qué tipo de soluciones encuentra en el plantel para que la cosecha de goles no decaiga.

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Tabárez ya lo dejó en claro, lo que comenzó en septiembre fue el nuevo ciclo cuyo objetivo principal es el de llegar al Mundial que se disputará en noviembre de 2022 en suelo asiático.

Así que hoy en el Centenario la gente y el cuerpo técnico de la Celeste tendrá la gran oportunidad de u201ccataru201d el nivel de juego que se tiene, para saber dónde hay que mejorar para que el camino siga teniendo recompensa.