La visita de Gianni Infantino, presidente de FIFA, dejó la sensación de que las exigencias para organizar un Mundial pueden ser demasiadas. Por lo tanto, se considera una alternativa.

Había mucha expectativa por la charla de Gianni Infantino, presidente de FIFA, con el primer mandatario uruguayo, Tabaré Vázquez. La oficialización sobre la candidatura conjunta de Uruguay y Argentina para organizar el Mundial 2030, que marca el centenario de la Copa del Mundo, no dejó sin embargo buenas sensaciones.

Si bien Infantino dio no solo su respaldo, sino que expresó su convencimiento de que el Mundial centenario debe hacerse en el Río de la Plata, quedó la sensación de que las exigencias de la FIFA para organizar un Mundial están a un nivel que para Uruguay son muy difíciles. Por eso, ya se trabaja sobre una idea alternativa.

De alguna manera Uruguay quiere celebrar el centenario de la primera Copa del Mundo, disputado en tierras orientales, y por eso evalúa alternativas.

Una de ellas es organizar por segunda vez el Mundialito, como en 1980, del que participan las selecciones campeonas del mundo. En 2030 se cumplirán 50 años de la disputa del primero, también en Montevideo, y sería una buena ocasión para volver a acogerlo.

En 1980 jugaron —además de Uruguay— Alemania, Argentina, Brasil, Italia y Holanda, que llegó en reemplazo de Inglaterra. A esa lista de campeones del mundo se deben sumar ahora Francia y España y eventualmente algún otro país que se corone en 2018, 2022 y 2026.

El hecho de alojar menos delegaciones incluso que para una Copa América, abre buenas perspectivas para contar con el aval de FIFA, que además es importante para que los clubes se vean obligados a ceder a los futbolistas y también para que las selecciones concurran y no ocurra lo mismo que con Inglaterra en 1980.

2030