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Uruguay, del festejado triunfo a la inesperada eliminación del Mundial

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Uruguay 1980

A 40 AÑOS DEL MUNDIALITO

Ese mismo año Perú dejó afuera a los celestes, que eran favoritos para clasificar a España 1982

La Selección uruguaya se preparó durante todo 1980 para la Copa de Oro. Bajo la dirección técnica de Roque Máspoli y con la preparación física de Jorge Trigo, el equipo hizo una gira por Europa en marzo, algunos amistosos posteriores generalmente contra clubes y un trabajo prácticamente a tiempo completo a partir de agosto, incluyendo una pretemporada en La Paloma. Y durante el torneo se concentró en la Hostería del Parque, en San José.

Si bien se manejó la posibilidad de traer a algunos futbolistas que actuaban en clubes extranjeros, se prefirió jugar con hombres que estaban en el medio. La mala experiencia de los “repatriados” para Alemania 74 estaba muy fresca. Hugo de León, que había sido transferido a Gremio, no se incorporó a su nuevo club hasta después de la Copa de Oro. Claro que Máspoli pudo elegir su plantel de una lista de intransferibles al exterior.

El plantel de 18 jugadores fue el siguiente: Rodolfo Rodríguez (Nacional), Walter Olivera (Peñarol), Hugo De León (Gremio), Víctor Diogo (Peñarol), Ariel Krasouski (Wanderers), Daniel Martínez (Danubio), Venancio Ramos (Peñarol), Eduardo De la Peña (Nacional), Waldemar Victorino (Nacional), Ruben Paz (Peñarol), Julio César Morales (Nacional), Fernando Alvez (Peñarol), Nelson Marcenaro (Peñarol), José Moreira (Nacional), Jorge Barrios (Wanderers), Arcenio Luzardo (Nacional), Ernesto Vargas (Peñarol) y Jorge Siviero (Sud América). Carlos Goyén (River), Domingo Cáceres (Peñarol) y Nelson Agresta (Nacional) estuvieron hasta la etapa final de la preparación.

Máspoli armó un equipo veloz, ambicioso y joven (23,7 años de promedio, el menor entre los participantes), apuntalados por los más veteranos Olivera y Morales.

Para el triángulo final prefirió hombres de gran personalidad: Rodolfo Rodríguez, Olivera y De León. Dos marcadores de punta con vocación ofensiva, José Moreira y Daniel Martínez. En la final Diogo reemplazó a Moreira, expulsado ante Italia. En el mediocampo, un 5 tradicional de control defensivo (Krasouski), De la Peña para cubrir tanto la defensa como participar en la creación y Paz decididamente en la ofensiva. Ramos aportó velocidad y habilidad en la punta derecha. Victorino era un 9 con variedad de virtudes pero sobre todo gran sentido de la oportunidad (fue el goleador de la Copa de Oro). Morales, con oficio y poderoso remate, empezaba como puntero zurdo pero a menudo se retrasaba en la cancha para elaborar juego, en tanto Paz quedaba como un delantero más.

En la final, De la Peña tuvo que salir lesionado casi al principio. En su lugar entró Jorge Barrios y justo le tocó convertir el primer gol.

Con esos jugadores y esa idea de juego simple pero efectiva, Uruguay resultó un inobjetable ganador de los tres partidos. La final con Brasil fue el encuentro más complicado. Terminó desequilibrando por el mejor aprovechamiento de sus oportunidades frente al arco rival.

LA CAÍDA POSTERIOR

La euforia de la Copa de Oro continuó después con el triunfo de Nacional en la Copa Intercontinental, frente a Nottingham Forest en Japón, así como con un nuevo título del seleccionado juvenil en el Sudamericano de la categoría, jugado en Ecuador. Por eso, el triunfo del Mundialito pareció anunciar el resurgimiento del fútbol uruguayo, después de una década de resultados adversos tanto para la Celeste mayor como para sus clubes.

Además, los resultados económicos del certamen fueron tan buenos como los deportivos. El balance primario mostró un superávit de unos 4 millones de dólares, a repartirse por mitades entre la AUF y los clubes de primera división. Era una suma muy importante entonces.

Sin embargo, como ya el organismo rector del fútbol había realizado diversos adelantos, la prensa de la época estimó que a cada club le tocarían solo 10.000 dólares. La distribución también originó controversias, ya que los equipos que venían de la Primera “B” pretendían su parte, a lo cual se accedió luego de muchas discusiones.

Más de una vez en los años siguientes, cuando los problemas económicos volvieron a azotar al fútbol doméstico, algún dirigente propuso organizar un nuevo Mundialito, una idea que jamás caminó.

La dictadura, a través del Estado Mayor Conjunto (Esmaco) intentó investigar los números de la Copa de Oro, pero no encontró irregularidades. Ya en democracia, el dirigente que había lanzado la propuesta del Torneo Diamantino, Mortimer Valdez, reclamó otra investigación, que en este caso no avanzó.

En cuanto a lo deportivo, la Selección uruguaya debía afrontar en septiembre de 1981 las eliminatorias para el Mundial de España 82, frente a Perú y Colombia. Después del triunfo en la Copa de Oro, los celestes eran amplios favoritos para lograr el pasaje.

Sin embargo, quizás por exceso de confianza, pero también debido a cierto declive en el rendimiento colectivo, más algunas ausencias y la mala aplicación del sistema de marcación hombre a hombre, que había impuesto Nacional en 1980 (y que no se había intentado replicar durante la Copa de Oro), determinaron la traumática eliminación del Mundial. Sin embargo, no debe olvidarse que el ganador de la serie, Perú, también contaba con un gran equipo.

Esa derrota apagó la euforia que había rodeado a la Selección y comenzó a tapar el gran logro de la Copa de Oro bajo un manto de olvido. Con los años, el torneo también quedó asociado a la época de la dictadura.

Más allá de la eliminación de España, la actuación en el Mundialito en realidad había anunciado una nueva época para el fútbol uruguayo. El equipo de la Copa de Oro estaba formado, en buena parte, por jugadores que habían sido campeones sudamericanos juveniles con Uruguay, únicos éxitos internacionales entre 1971 y 1981.

Muchos de esos futbolistas le dieron las consagraciones a Nacional en la Libertadores y la Intercontinental en 1980 y esos mismos títulos a Peñarol en 1982. La Selección ganó la Copa América 1983 y se clasificó para el Mundial 1986. Y otros jugadores que fueron apareciendo continuaron con los triunfos en esa década de 1980.

Final Copa de Oro
Ruben Paz en acción durante la final de la Copa de Oro, que Uruguay le ganó a Brasil por 2 a 1.

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