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Tres cosas que deberían cambiar en el fútbol de hoy

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Fútbol europeo
BENOIT TESSIER

A PROPÓSITO DE LA SUPERLIGA

La acumulación de ingresos por los más poderosos, un calendario congestionado y la postergación a las selecciones

Fútbol europeo
El fútbol de hoy marcha por un camino que solo beneficia a los clubes poderosos de Europa

1) LOS EQUIPOS RICOS CON PORCIONES CADA VEZ MAYORES DE LA TORTA
Como principal defensor de la Superliga, el presidente del Real Madrid Florentino Pérez afirmó que era bueno que los ricos participantes de su hipotético torneo ganaran más dinero, pues luego habría un efecto de derrame sobre el resto de los equipos.

El dirigente se abstuvo de explicar cómo funcionaría ese derrame, una teoría que incluso en el ámbito político resulta muy polémica.

De cualquier manera, el régimen actual ya favorece a los poderosos. Los que invierten más dinero, cada vez más, son los que definen los torneos y como consecuencia, los que reciben los mayores beneficios económicos. En todo el mundo y a lo largo de la historia, casi siempre los clubes grandes, que a la vez movían más dinero, fueron los más ganadores. Pero hubo muchas excepciones que le dieron sabor y color a las competencias.

Hoy, es casi automática la imposición de los más ricos. Se puede ver, por ejemplo, en que tres de los cuatro semifinalistas de la Champions tienen acceso a recursos económicos muy vastos por razones no futbolísticas, como el origen de su paquete accionario.

Los impulsores de la Superliga tienen entre sus modelos de organización a la NBA. Pero esta liga tiene previsiones que apuntan a nivelar la competencia, en el entendido de que la paridad representa también un buen negocio. Por ejemplo, a través del draft, los peores equipos de la temporada anterior tienen preferencia para contratar a las promesas del básquet universitario, por lo cual pueden reforzarse adecuadamente.

Otro mecanismo es el tope salarial, que busca impedir que un equipo acumule demasiadas estrellas, pues la suma de los sueldos de su plantel no puede superar determinado límite. Además, la NBA controla de cerca las cuentas de las franquicias para evitar desequilibrios.

La UEFA creó su fair play financiero, pero el sistema tiene demasiados agujeros, por donde se cuelan cientos de millones.

2) CASI NO HAY FECHAS PARA TANTOS PARTIDOS
Cada vez hay más partidos por el mundo. Se inventan torneos nuevos y los que ya existían son estirados para dar lugar a más clubes, con más presentaciones y buscando, claro, más recaudación.

La Superliga hubiera multiplicado los encuentros de sus participantes, pero su alternativa, la Champions League reformada a partir de 2024, hace lo mismo. Por este lado del mapa, la Conmebol insiste en unas eliminatorias de todos contra todos y a la vez realizar una Copa América, que debía haberse desarrollado en 2020, apenas un año después de la edición anterior jugada en Brasil. La pandemia obligó a postergarla doce meses, pero igual no parecía adecuada tal reiteración.

Por ahí anda el plan de la FIFA de disputar un Mundial con 48 participantes, lo cual ampliaría las posibilidades de clasificación en todos los continentes, pero resultaría un campeonato “ómnibus” cuyo funcionamiento despierta dudas.

De esa forma, se corre el riesgo de saturar a los aficionados, que son el sostén de toda la actividad. Los impulsores de la Superliga expresaron su preocupación por no perder como público a las generaciones jóvenes, que al parecer se aburren del fútbol ante la superabundante oferta de entretenimiento de nuestro tiempo. Sin embargo, presentarle a esos jóvenes múltiples partidos por una gran cantidad de torneos poco llamativos tampoco es solución.

El poder de atracción del fútbol se basa también en su capacidad para generar acontecimientos memorables para los hinchas. Pero si un equipo juega dos veces por semana durante 45 semanas al año, la mayor parte de esas actuaciones pasarán al olvido. Y si se autoriza la presencia de público, no hay bolsillo que resista tantos partidos.

Además, los riesgos de lesiones se multiplican. No sería un buen negocio para un club invertir millones en un jugador que deba quedar ausente en las instancias verdadaderamente importantes porque su físico fue sometido a una gran exigencia anterior.

3) LOS CLUBES LE QUITAN ESPACIO A LAS SELECCIONES
La competencia de selecciones, a través de la Copa del Mundo, representa el acontecimiento más importante del fútbol. Y el mayor negocio de la FIFA, por supuesto. En el segundo escalón aparecen los torneos continentales, como la Copa América.

No es necesario explicar por qué los representativos nacionales despiertan interés, incluso fanatismo, entre los hinchas.

Sin embargo, el crecimiento de los certámenes de clubes le ha ido quitando espacio a las selecciones. Una excepción es la Conmebol, con sus eliminatorias todos contra todos. Pero en Europa, con el mayor número de plazas en la fase final de los mundiales, las eliminatorias representan un trámite breve y en general sencillo para los equipos grandes. Lo mismo sucede en la fase de clasificación para la Eurocopa.

La UEFA creó su Liga de Naciones pero el certamen no parece despertar pasiones. Y, al mismo tiempo, dejó a los seleccionados europeos sin fechas para los amistosos con equipos de otros continentes. Traduciéndolo al interés sudamericano, esto los priva de cotejar fuerzas con los europeos más alla de los mundiales. 

La competencia de selecciones representa una instancia paralela a la actividad clubista, en la cual las cartas se barajan y se entregan de nuevo. En la realidad actual del fútbol, significa que los mejores jugadores uruguayos, argentinos, brasileños, hondureños o egipcios hacen una pausa en sus equipos europeos y vuelven a defender los colores nacionales.

Por supuesto, en el ámbito de las selecciones también existen grandes y chicos, los que ganan casi siempre y los que tratan de hacerles sombra. Pero eso no responde a los recursos económicos, sino a los recursos humanos (la calidad de los futbolistas locales, por supuesto), además de tradiciones y más recientemente la buena organización,

Es responsabilidad de la FIFA defender la vigencia de la actividad de los seleccionados.

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