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"Trato de ser más inteligente"

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Nicolás Lodeiro. Foto: AFP
JUAN MABROMATA

Nicolás Lodeiro, autor del gol de Boca en el Monumental, confesó que un amigo le adelantó que iba a anotar y dijo que está tratando de corregir su andar para no gastar tantas energías corriendo todo el tiempo.

Cualquiera podría ser Nicolás Lodeiro. No es muy grande, sino más bien bajo. No tiene cara de malo, en realidad luce como un tipo bueno. No tiene un tono de voz imponente sino la cadencia y el acento de su Barrio Jardín, en Paysandú. No es histriónico, ni se corta el pelo de manera particular. Su look, de remera, jeans y zapatillas, lo aleja de las señas particulares de los muchachos del mundo de la pelota. No se desplaza con aires de estrella, categoría a la que acceden los futbolistas con apenas un chasquido de dedos y mucho más si marcan un gol en un clásico contra River y en el Monumental. Sonríe con timidez, camina con la cabeza gacha y se sonroja cuando alguien le reconoce su talento. Se recuesta sobre una pared de color azul intenso y mira fijo a su interlocutor; no para intimidar, sino para tratar de ser elocuente, claro en el mensaje.

El destino le permitió quedar en el centro de la escena, aunque los motivos que lo llevaron a esa situación —él se encarga de aclararlo— no son los que más lo hacen sentir cómodo (la lesión de Fernando Gago). Sin embargo, comprende que no puede dejar escapar este momento. Lodeiro, el uruguayo de 26 años que en su desembarco en Boca encantó por su eléctrico andar y explosivo talento, sabe bien que fue perdiendo protagonismo y ahora tiene nuevamente la posibilidad de que eso no le vuelva a suceder. La confianza es su mejor motor, tanto que contó que mientras se ponía las canilleras para ingresar en el Monumental le dijo a Guillermo Sara que iba a hacer un gol; ese deseo tenía una historia, que contó en la charla con LA NACIÓN.

-En el clásico por la Libertadores no llegaste a entrar y en éste, casi sin quererlo, terminaste como héroe...

-La verdad es que es un martes muy diferente y... también lo fue el lunes. Estoy contento y, la verdad, trato de disfrutar de lo que está pasando. No es tan fácil, porque no hay tiempo para relajarse.

-Uno siempre imagina momentos especiales pero, ¿pensaste que podía suceder de esta manera?

-No me lo imaginé nunca, si bien uno juega los partidos mil veces en los sueños, entrar al minuto. Es verdad que imaginás jugadas o cosas como ésas, pero nada como lo que pasó.

-¿Qué fue lo más extraño que te ocurrió desde el domingo hasta hoy?

-Lo más loco fue que antes del partido un amigo me mandó un mensaje preguntándome si jugaba, le dije que no y me respondió: "Que lástima". Entonces, yo le pregunté por qué y me dijo: "Soñé que entrabas y que hacías un gol". Le dije que ojalá se cumpliera. Y mi amigo agregó: "Sí, sí, soñé que te quedaba un rebote en el área y la mandabas a guardar". Increíble. Te imaginás que el lunes me mandó la captura del mensaje en donde me decía eso. Incluso se lo comenté a mi mujer, que me dijo que este amigo era medio brujo.

-Cuando se lesionó Gago, imaginaste que Arruabarrena te llamaba a vos?

-Cuando se lesionó Fernando esperaba que me llamara. Estaba ansioso, porque lo veía al Vasco que hablaba con Markic (Diego, el ayudante de campo), que miraban al banco y yo me moría por decirle "yo estoy acá, está todo listo, mandame a calentar" (dice, y suelta una carcajada).

-Antes del partido había un clima espeso. ¿Cómo lo vivieron ustedes?

-Si bien todos los clásicos son diferentes, éste iba a marcar muchas cosas para nosotros. Un poco por lo que había pasado en la Libertadores, otro poco porque ellos venían de ganar cosas, porque nosotros habíamos perdido la punta con San Lorenzo, por muchas cosas. Teníamos que demostrarnos que no podíamos fallar más, que teníamos carácter para asumir las dificultades de estos partidos. Sabíamos que no podíamos perder porque si San Lorenzo ganaba nos sacaba una diferencia importante. Por suerte, nada de eso pasó.

-¿Cómo manejaron este tema del carácter para no verse desbordados?

-Nosotros sabíamos que había que tener cuidado, porque no podíamos salir a hacer una locura e ir a pegar. No es nuestro estilo. Había que tener personalidad para pedir la pelota y jugar, como así también meter e ir fuerte, pero con cuidado, porque el hilo es muy delgado y podés irte expulsado, y perjudicás al equipo. Había que ser inteligente, lo hablamos y lo supimos llevar al partido.

-¿Se propusieron no dejarse llevar por delante por River como había pasado en otros clásicos?

-Sabíamos que íbamos a estar solos en el Monumental y que teníamos que estar más unidos que nunca. Hablamos de que ante jugadas puntuales teníamos que estar todos atentos. Si había un compañero en el suelo, sabíamos que teníamos que ir todos, si había que hablar con el árbitro, lo teníamos que hacer todos. Siempre estar juntos en todo sentido, en lo bueno y en lo malo. Salió bien y ésa era la idea. Teníamos que ser un grupo unido. Es algo que fuera de la cancha pasa y el clásico con River era un partido para demostrar que el grupo está unido, que sabemos revertir situaciones, que damos la cara, que tenemos carácter y que la forma era hacerlo en conjunto. La única manera de sacar adelante el partido era ayudar al compañero. Si había que defender había que hacerlo desde Carlitos (Tevez) hasta Agustín (Orion), y si había que atacar, hacerlo desde Agustín hasta Carlitos. Así llegamos al resultado.

-Cuando llegaste a Boca se habló de tu gran gasto de energía; en los últimos partidos en que ingresaste, incluso con River, se te vio más calmo. ¿Es algo que estás trabajando?

-Siempre me dicen eso y me doy cuenta de que gasto energía corriendo de manera innecesaria. Sé que no sirve de nada, yo trato de mejorarlo. La verdad es que además de ocuparme de la técnica y la táctica, trato de ser más inteligente. Con la ayuda del cuerpo técnico y con Carlitos, que me dijo que no quiera correr a todos porque los partidos son largos, voy absorbiendo todo eso y voy mejorando.

-¿En qué lugar del campo te sentís más cómodo? ¿Más cerca del área adversaria?

-No me pregunto eso. Quiero volver al equipo titular. Donde el Vasco crea que voy a ser más útil, voy a tratar de rendirle para no salir más del equipo. Me gusta sentirme un poco más suelto, pero no tengo problema si tengo que marcar o pararme por la derecha. Incluso, en un momento del partido con River me pidieron que jugase de doble cinco junto con el Pichi (por Erbes) y sirvió para ganar. Así que estoy feliz por eso.

-Se habla mucho del clásico, pero ¿no sirve el triunfo con River si no ganan lo que queda?

-Tal cual, es muy lindo ganarle a River, pero para darle más valor tenemos que ganarle a Argentinos. Lo bueno de esto es que recuperamos la punta y que dependemos sólo de nosotros, y no tenemos que perder energías por los rivales. A partir de ahora vamos a tener partidos más complejos que el de River. Tenemos que enfocarnos en ganar.

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Nicolás Lodeiro. Foto: AFP

ARGENTINADiego Morini (La Nación/GDA)

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