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Ya no se trata sólo de goles

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Foto: Ariel Colmegna

Juan Manuel Olivera dejó la amargura de lado para dar ejemplo en el conjunto darsenero.

Estoy muy cómodo en River, donde encontré un grupo bárbaro, con muchos jugadores jóvenes. No tuve problemas de adaptación ni nada raro”, contó Juan Manuel Olivera, quien terminó su contrato con Danubio y a los pocos días ya tenía nuevo club.

“En River hay mucho material futbolístico también. Ya lo había visto cuando jugamos contra ellos”, agregó el delantero, que lleva solamente ocho días entrenando en el Prado y ya anotó en un amistoso. “Ese día me fui muy contento porque el gol es la realidad del delantero. Sea de penal o empujándola en la línea es gratificante y te da confianza”.

River no hizo un buen torneo Intermedio y está decimoprimero en la Tabla Anual. Olivera es consciente del tema. “El primer objetivo es quedarse en Primera, pero hay plantel para estar un pasito más arriba. El torneo pasado fue irregular, pero le pasó a muchos equipos que estuvieron de mitad de tabla hacia abajo; a nosotros en Danubio también”, admitió quien a pesar de que aún tiene muchos goles para marcar se había ilusionado con terminar su carrera en la institución de la franja, a la que llegó cuando solo tenía 11 años.

DOLIDO. “Se terminó mi contrato y no me lo renovaron. Mi ilusión era seguir, pero no era lo que pensaban los directivos. Me fui dolido sí, pero sobre todo por cómo se manejaron algunas cosas. Obvio que nadie tiene asegurado seguir en un club por más hincha que sea. Si no estás en los planes, no estás en los planes y punto. Pero sí creo que había hecho méritos para seguir. Lo que me molestó y lo que me pareció pésimo fueron algunos manejos internos”, contó quien sin embargo era pretendido por el técnico Gastón Machado.

“Nunca tuve ningún problema con mis compañeros ni con ninguno de los técnicos que pasaron en estos dos años por el club, que fueron varios. Machado me expresó que quería que yo continuara, pero no fue posible”, agregó el atacante, que defendió 14 camisetas en su carrera incluyendo equipos de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, México, China, Arabia Saudita y Emiratos Árabes.

El dolor por la actitud de los directivos del equipo de la Curva de Maroñas se contrapuso con el interés de varios clubes en contratarlo. “Como ya se venía manejando que no iba a continuar en Danubio, enseguida hubo interés de varios equipos. No me quejo y estoy muy agradecido a River, que me da la oportunidad de seguir compitiendo”.

Olivera estuvo unos días de vacaciones en Chile, donde tuvo un excelente pasaje por Universidad de Chile en la temporada 2009-2010, cuando fue campeón transandino con el equipo azul. “Se me arrimó gente de Palestino para ver si existía la posibilidad de que fuera, pero yo ya tenía casi todo arreglado con River Plate”, relató. “Hubo varias cosas, algunos cuadros interesados y eso es bueno porque te demuestra que tenés para un rato todavía. Aunque no sé para cuánto rato, hay que ver cómo responde el cuerpo, je”, añadió Juan Manuel.

SU PAPEL.
Olivera debe cumplir en su nuevo equipo un papel que va más allá de su juego aéreo y de su gran capacidad goleadora. Trasmitirle toda su experiencia a sus jóvenes compañeros es algo que le gusta y lo motiva.

“Poder aportarle desde ese lado al equipo es bueno, siempre me gustó. Esto no significa que voy a dar charlas sobre mi trayectoria ni sobre lo que me pasó, lo que hay que hacer y lo que no, pero es un grupo que está ávido de escuchar para salir del momento por el que está pasando”, señaló.

“A mí de joven me gustaba mucho arrimarme a los de más experiencia para escuchar y aprender; ver que estaban pendientes de los detalles más mínimos. En este momento, que me encuentro en otra etapa, me gusta dar lo que yo recibí de los más grandes. Es devolver lo que me dieron, pero sin imponer. Hoy hago las cosas de cierta manera, porque ya me he equivocado. Entonces trató que los más jóvenes no se equivoquen o vayan por el mejor camino, pero cada uno decide. No se les impone nada”, aseguró.

Contó que se equivocó muchas veces, pero eso no significa que no volvería a cometer esos errores, porque de eso se aprende. “Tal vez me di cuenta tarde de lo profesional que hay que ser en el fútbol. Ya desde los 18 años, o los 19, hay que ser muy profesional. Y no era mi caso. De repente yo con la alimentación y las horas de sueño necesarias para tener una buena recuperación no era tan estricto. Uno después se va dando cuenta de un montón de otras cosas que también son muy importantes y entiende que no se trataba solamente de jugar a la pelota”, finalizó el orgulloso padre de Santino de 9 años y Josefina de dos.

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